EL CONTENDOR POR LA FE

Dedicatoria:



A la Revista Evangélica homónima que se publicó entre los años 1924 al1993. A sus Directores y Redactores a quienes no conocí personalmente, pero de quienes tomé las banderas, para tratar de seguir con humildad el camino de servir a Dios trazado en la revista durante casi 70 años.



sábado, 28 de agosto de 2010

Resumen detallado desde Introduccion hasta Capítulo XVI

CAPÍTULO XVII


Luego del paréntesis introducido con la Parábola del Hijo Pródigo, considero conveniente hacer un resumen de lo expuesto hasta aquí pero detallando en cada capítulo los temas que se desarrollan en c/u de ellos a los efectos que esto sirva de orientación para conocer el contenido de los mismos en una vista rápida:

INTRODUCCIÓN: el por qué y para qué de “El Contendor”

CAPÍTULOS I al IX : desarrollo de un resumen de libro “La liberación del Planeta Tierra” del escritor cristiano HAL LINDSEY. Sus temas:

CAPÍTULO I: La posición del hombre en el paraíso – Las normas impuestas por Dios - ¿Quién estaba además allí?.

CAPÍTULO II : La primera mentira – El delito, la deuda y la condena.

CAPÍTULO III: El dilema de Dios – La deuda de pecado.

CAPÍTULO IV: El delito en la antigua Roma – El certificado de deuda.

CAPÍTULO V : La deuda de pecado pasa a toda la humanidad – Las barreras que separan al hombre de Dios.

CAPÍTULO VI : ¿Quién puede pagar la deuda? – Requisitos del “Pagador”.

CAPÍTULO VII : Levítico 25:25 “el pariente más próximo” – Jesús toma nuestro certificado de deuda y lo clava en la cruz.

CAPÍTULO VIII : El día de la liberación - Los acontecimientos de este día – El desamparo de Jesús - ¡TETELESTAI! = PAGADO TOTALMENTE (el certificado de deuda).

CAPÍTULO IX : El hombre libre de culpa – La libertad: aceptarla o rechazarla – La decisión: consecuencias.

Hasta aquí lo extractado del libro de Hal Lindsey.

CAPÍTULO X : Entrando en materia: un adversario astuto y poderoso – Las tretas de Satanás – El peligro de las falsas doctrinas- La WATCHTOWER y sus seguidores.

CAPÍTULO XI : ¿De quién debemos defendernos? – Advertencias de Jesús y de los apóstoles – Las dos paternidades de la humanidad - ¿De qué lado está usted?

CAPÍTULO XII : El error de los Testigos de Jehovah (T.J.) – “Un Jesús inferior” – Las revistas “evangelizadoras” de la WATCHTOWER – Las falacias de los T.J. rebatidas una por una.

CAPITULO XIII : WATCHTOWER ¿Se debe orar a Jesús? ¿se le debe adorar? – La oración de Esteban.

CAPÍTULO XIV : La Watchtower y la Trinidad – Intervención de Dios en forma humana en la persona de Jesucristo, en el Antiguo Testamento.

CAPÍTULO XV : Los Testigos de Jehovah y el Espíritu Santo - ¿”Fuerza activa de Dios” o una Persona?

CAPÍTULO XVI : Un paréntesis. (temas generales) Parábola del Hijo Pródigo analizada por el Dr. KENNETH E. BAILEY.

jueves, 19 de agosto de 2010

Capítulo XVI

CAPÍTULO XVI


TEMAS GENERALES

Haciendo un paréntesis en los temas sobre los Testigos de Jehová, aprovecharé para intercalar entre estos temas generales un muy acertado estudio e interpretación (a los que me adhiero en todos sus conceptos) de la parábola del hijo pródigo. Este escrito lo he tomado de la publicación "Desarrollo Cristiano" (info@desarrollocristiano.com), y consideré de gran utilidad su divulgación por medio de "El Contendor" pues no he encontrado ningún otro estudio e interpretación de esta parábola, ni entre los cristianos evangélicos ni entre los católicos, que llegue a expresar tan acertadamente lo que Jesús quiere enseñarnos mediante la misma.

Kenneth E. Bailey es un conferencista sobre estudios del Nuevo Testamento y Medio Oriente, y profesor emérito de Nuevo Testamento en el Instituto Ecuménico Tantur, en Jerusalén y es el autor de lo que a continuación se transcribe:

Lo que necesitamos saber sobre esta parábola del Medio Oriente que a menudo no se interpreta correctamente. Para lograr una correcta interpretación de la parábola del hijo pródigo, es necesario liberarla de una arraigada prisión cultural. La parábola ha perdido fuerza debido a que durante siglos, en Occidente, la hemos leído a la luz de nuestras propias presuposiciones culturales. Pasé gran parte de mi niñez en Egipto, y entre 1955 y 1995 vivimos con mi familia allí, en Líbano, Jerusalén y Chipre, por donde enseñé sobre el Nuevo Testamento en seminarios e institutos. Un día comencé a observar con seriedad la cultura tradicional de Medio Oriente, de la que Jesús formó parte, y entonces la «parábola del padre y sus dos hijos perdidos» empezó a revelarse ante mí de una manera novedosa y emocionante. Es a la luz de esta cultura —accesible gracias a antiguas fuentes judías y cristianas de Oriente— que yo pregunto: ¿Son la Encarnación y la Expiación parte de esta parábola tan significativa? La respuesta es sí, y trataré de explicar las razones.

La trilogía de Lucas

Esta parábola debe tomarse como la tercera parte de una trilogía que aparece en Lucas 15. Los fariseos desafían a Jesús: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos» (v. 2). El Talmud de Babilonia expresa claramente que los rabinos no comían junto con la ’am ha’arets (gente de la tierra) que no guardaba la ley al pie de la letra. Lucas registra: «Entonces él les refirió [a los fariseos] esta parábola [singular]» (v.3). Inmediatamente después aparecen las tres parábolas: la de la oveja perdida, la de la moneda perdida y la de los dos hijos perdidos (el hijo pródigo).Vemos entonces que Lucas entendió que estas tres parábolas juntas formaban parte de una sola parábola. Un pastor paga un precio para encontrar y restaurar una oveja perdida. Lo mismo hace la mujer por su moneda. En ambas historias queda claro que Jesús es el buen pastor y la mujer piadosa. Esta relación formula algunos interrogantes con respecto a la tercera historia: ¿es también Jesús el padre bueno? y ¿también se asemeja esta tercera historia a las dos primeras en el hecho de que el padre tenga que pagar un alto precio para encontrar y restaurar a su(s) hijo(s)? Con el fin de responder a estas interrogantes, que apuntan al amplio tema de la expiación y la encarnación, es necesario liberar 13 aspectos de la parábola, de la interpretación que tradicionalmente se les ha dado.

1. La petición.

El hijo menor pide su parte de la herencia mientras su padre aún está con vida y goza de buena salud. De acuerdo con la cultura tradicional de Medio Oriente, este acto equivale a decir: «Padre, ¡estoy ansioso que te mueras!». Un típico padre de Medio Oriente le daría vuelta la cara a su hijo de una bofetada y lo echaría de la casa. La petición de este hijo resulta inconcebible, sobre todo para una cultura como la del Medio Oriente. Se supone que el padre debería negársela, si en verdad fuera un patriarca oriental. De hecho no lo es, y esta afirmación nos lleva al segundo punto.

2. La dádiva del padre.

El padre da al hijo pródigo la libertad de adueñarse y de vender la parte de los bienes que le corresponde. En cinco oportunidades a lo largo de la parábola, el padre no se comporta como un típico patriarca oriental, y aquí vemos el primer caso. La herencia es cuantiosa. Se trata de una familia rica. La sucesión de bienes es un asunto serio, del que sólo debería ocuparse el padre cuando se encuentra cercano a la muerte. Además, el hijo pródigo «juntó todo lo que tenía» (NVI) o bien, como expresa la Versión Popular: «vendió su parte de la propiedad». La ley judía del siglo primero permitía la división de bienes (una vez que el padre estaba dispuesto a llevar a cabo la tarea), pero no otorgaba a los hijos el derecho de vender sino hasta después de la muerte de su padre. El segundo caso en que el padre actúa distinto de lo acostumbrado lo vemos cuando le entrega la herencia al hijo y le otorga el derecho a vender, sabiendo que la comunidad consideraba este derecho una vergüenza para la familia. Por ello queda claro, desde las primeras líneas de la parábola, que Jesús no emplea la figura de un patriarca oriental como modelo para referirse a Dios. Por el contrario, al crear esta imagen de padre, rompe todo vínculo con el patriarcado de Medio Oriente. Ningún padre humano puede ser un modelo adecuado para reflejar a Dios. Como Jesús lo sabe, eleva la figura del padre más allá de las limitaciones humanas y la adapta al modelo de Dios.

3. La venta apresurada.

El hijo pródigo vende todo rápidamente («No muchos días después» v.13). Se ve obligado a hacerlo. La comunidad se enfurece con él porque ha avergonzado a su padre y a todo el resto de la familia al poner en venta una gran parte de la hacienda familiar mientras su padre aún goza de buena salud para administrarla. Tiene que concretar la venta y salir del pueblo lo más rápido posible. Como ya se dijo, la ley judía no permitía tal venta; pero al hijo pródigo lo tiene sin cuidado.

4. La ceremonia qetsatsah.

De acuerdo con el contenido del Talmud de Jerusalén, los judíos del tiempo de Jesús aplicaban un método de castigo a todo muchacho judío que perdía la herencia familiar en manos de gentiles. Este método se denominaba «la ceremonia qetsatsah». Cualquiera que no cumpliera con las expectativas de la comunidad tenía que enfrentar la ceremonia qetsatsah si se atrevía a regresar a su pueblo natal. La ceremonia era sencilla: los habitantes del pueblo traían una gran vasija de barro, la llenaban con nueces quemadas y maíz cocido y la rompían frente al culpable. Mientras se llevaba a cabo esta ceremonia, la comunidad gritaba: «esta persona es apartada de su pueblo». A partir de ese momento, el pueblo ya no tendría ninguna relación con el joven descarriado. Los judíos del siglo primero evitaban cualquier contacto con aquél que transgrediera el código de honor del pueblo y, al parecer, todo acercamiento estaba completamente prohibido. A medida que se aleja del pueblo, el hijo pródigo sabe que no debe perder el dinero entre los gentiles. Sin embargo, lo hace. En el país lejano vive entre gentiles que crían…¡cerdos!

5. Un vivir costoso.

Al hijo pródigo se le acusa de «vivir perdidamente». Sin embargo, el adverbio griego que aparece en esta frase no implica inmoralidad. (Traducciones sirias y arábigas han preservado este sutil e ínfimo detalle durante 18 siglos). Jesús no da ningún indicio en cuanto a la manera en que el hijo pródigo gastó el dinero. Sólo se nos dice que lo malgastó. Al final de la historia, el hijo mayor acusa públicamente a su hermano de haber gastado el dinero en rameras. Pero, como recién llega del campo, no está al tanto de lo sucedido. Evidentemente quiere exagerar los fracasos de su hermano.

6. La búsqueda de empleo.

Una vez gastado el dinero, el hijo pródigo naturalmente regresaría a su casa. Pero ha roto las reglas. Sabe que, si regresa, lo espera la ceremonia qetsatsah y, por ende, está desesperado por recuperar el dinero de alguna manera. Para lograrlo necesita un trabajo rentable. Dos veces intenta conseguir uno. El primer intento consiste en alimentar cerdos en el país lejano. El segundo consiste en un plan que idea y articula en vísperas de su regreso al hogar. Estos dos planes merecen una cuidadosa observación. El primero, transformarse en cuidador de cerdos, no funciona. El texto afirma «nadie le daba nada» (v.16). Cada frase está cuidadosamente articulada para transmitir un significado preciso. Como cuidador de cerdos, el hijo pródigo recibe alimento pero no salario. El lector judío del siglo primero sabe que el hijo pródigo debe recuperar la suma de dinero gastado para poder evitarse la ceremonia qetsatsah. Después de fallar en el primer intento, decide lanzar los dados por segunda y última vez: irá a su casa, se preparará para un trabajo y ganará su dinero. Para que lo acepten en este trabajo, necesitará el respaldo de su padre. Pero ¿cómo convencerá a su padre de que confíe en él una vez más?

7. El plan de auto beneficio.

El malentendido tradicional que ha causado el mayor daño teológico en esta parábola quizá se encuentre en la percepción popular de la frase «volvió en sí» (v.17), que durante mucho tiempo se ha interpretado como «se arrepintió». Esta lectura quita fuerza al texto y destruye su unidad teológica. El buen pastor debe atravesar el desierto para encontrar su oveja. No regresa a la aldea a esperar que la oveja vuelva a casa por su propia cuenta y se lamente a la puerta del redil. La mujer piadosa enciende una lámpara y busca con diligencia hasta encontrar la moneda perdida. No vuelve a sus quehaceres y espera que salte de una grieta del piso y aterrice sobre la mesa de la cocina. En las dos primeras historias, tanto la oveja como la moneda deben ser recuperadas. No obstante, si el hijo pródigo logra volver a casa por sus propios medios, entonces la tercera historia enseña que los seres humanos no se ven impedidos por el pecado original o por una voluntad corrompida y que pueden tomar medidas para ser salvos por sí mismos, sin ayuda de la gracia divina.

En la primera historia, la oveja perdida es un símbolo de arrepentimiento, el cual se entiende como «la aceptación de ser hallada». La segunda historia confirma esta definición. Pero si el hijo pródigo en verdad se arrepiente en el país lejano y él solo se abre paso hasta llegar a su hogar, entonces Jesús se contradice a sí mismo. Si se sigue la interpretación tradicional, la tercera historia se opone a las dos primeras. Bien Jesús está confundido en su teología, o bien el arrepentimiento es un concepto elástico, que queda abierto a la interpretación. En mi opinión, ambas opciones son inadmisibles. ¿Existe entonces alguna alternativa?

Al relatar la parábola del Buen Pastor, Jesús evoca el Salmo 23, donde también hay una oveja perdida y un buen pastor. La frase clave aparece en el versículo 3, que tradicionalmente se ha traducido: «El restaura mi alma». El significado de esta afirmación se ha transformado en: estaba desalentado y el Señor me devolvió el ánimo. Sin duda esta interpretación forma parte de la intención del salmista; pero en hebreo significa literalmente: «me trajo de regreso» o «hizo que me arrepintiera». Evidentemente, el salmista está perdido y Dios, el buen pastor, lo trae de vuelta a las sendas de justicia.

Cuando se lee la parábola del hijo pródigo desde esta óptica, surge un nuevo significado: El hijo pródigo solucionará su propio problema: volvió en sí. No aparece ningún verbo para «regresar». La extensa y rica historia de las versiones arábigas contiene gran cantidad de traducciones interesantes de esta frase clave: «Se volvió inteligente», «Se interesó por sí mismo», «Se dijo a sí mismo», son sólo algunas. Ninguno de estos traductores vio al hijo pródigo arrepentido en el país lejano. Entonces... ¿cómo se explica su «confesión»? La confesión preparada reza: «He pecado contra el cielo y ante ti» (v.18), palabras que naturalmente suelen indicar un arrepentimiento genuino. Sin embargo, el público presente ante Jesús está compuesto por fariseos que conocen bien la Escritura. Estos se dan cuenta de que la confesión es una cita de las palabras del Faraón a Moisés cuando trata de manipularlo para que quite las plagas. Pasada la novena plaga, el Faraón finalmente acepta encontrarse con Moisés y, cuando Moisés aparece, el Faraón le da este mismo discurso. Nadie ignora que el Faraón no está arrepentido, sino que solamente trata de doblegar la voluntad de Moisés.

Bien se entiende que el hijo pródigo intenta hacer lo mismo. A la espera de ablandar el corazón de su padre, proyecta ofrecer su propia solución al problema del alejamiento con su padre: aprender el oficio. Trabajará como un artesano pago y así podrá ahorrar dinero. Por el momento no vivirá en su hogar, sino que una vez reunido el dinero gastado, se podrá hablar de reconciliación. Ya que no pudo conseguir un trabajo rentable en el país lejano, tratará de obtener el respaldo de su padre para conseguir un empleo remunerativo cerca de su casa. Por lo pronto se salvará por medio de la ley. No hace falta ninguna gracia. El puede arreglárselas. O al menos eso cree. Pero de todos modos, ¿es el dinero gastado el verdadero problema?

En el soliloquio que pronuncia mientras aún se encuentra en el país lejano, el hijo pródigo abre su mente y su espíritu al oyente/lector. Quiere comer y dice: ¡Me muero de hambre! Cree que sólo con recuperar el dinero, todo lo demás se solucionará con el tiempo la comunidad volverá a aceptarlo. No tiene en cuenta que su padre quedó con el corazón herido por la agonía que tuvo que soportar al ver su amor despreciado. No hay ninguna señal de vergüenza o remordimiento mientras se habla a sí mismo en el país lejano. Si su posición fuera la de un siervo frente a su amo, el plan sería de alguna manera adecuado. Si se trata de un hijo ante un padre amoroso y compasivo, su planeada solución resulta inapropiada.

El momento del regreso.

El hijo pródigo se arma de coraje para soportar su humillante entrada al pueblo. Recuerda la ceremonia qetsatsah y cobra ánimo para sobrellevar su vergüenza. Su única esperanza es que «la humildad» de su discurso toque el corazón de su padre y ganarse así su respaldo para ser instruido en todo lo suficiente y poder convertirse en un asalariado. Se supone que el hijo pródigo regresará con opulentos presentes para la familia. El hijo pródigo no sólo vuelve con las manos vacías, sino que vuelve en falta luego de haber agraviado a su familia y a la comunidad al irse. Sufre este doloroso camino de regreso por una única razón: «¡Me muero de hambre!».

Pero, ¿qué hay del padre? Sabe que su hijo fracasará. Día tras día espera con los ojos fijos en la poblada calle del pueblo, que en la distancia da al camino por el que desapareció su hijo con arrogancia y grandes esperanzas. Sabe perfectamente bien cómo la comunidad recibirá a su hijo , cuando regrese fracasado. En consecuencia, el padre también prepara un plan: ir al encuentro de su hijo antes de que éste llegue al pueblo. El padre sabe que si logra reconciliarse con su hijo en público, ningún miembro de la comunidad se atreverá a insinuar que se debe proceder con la ceremonia qetsatsah.

Cuando el padre lo ve, él «todavía estaba lejos» (v.20). Por tercera vez el padre rompe el molde del patriarcado de Medio Oriente. Se levanta el borde de su larga túnica y corre a recibir a su hijo, el cuidador de cerdos. Se le echa al cuello y lo besa antes de escuchar el discurso preparado. El padre no demuestra amor en respuesta a la confesión de su hijo, sino que de su propia compasión se descarga a sí mismo, toma forma de siervo y corre a reconciliarse con su alejado hijo. En Medio Oriente, un habitante tradicional que usa vestiduras largas no corre en público. Tal acto se considera sumamente humillante. Este padre corre. El muchacho queda totalmente soprendido. Abrumado, sólo puede pronunciar la primera parte de su preparado discurso, el cual adquiere ahora un nuevo significado. El muchacho declara que ha pecado y que no es digno de ser llamado hijo . Admite (al omitir la tercera frase) que carece de una idea brillante para restablecer la relación con su padre. Ya no está «trabajando» a su padre para sacarle más provecho. El padre no «interrumpe» a su hijo menor, sino que el hijo pródigo cambia de opinión y en un instante de arrepentimiento genuino, acepta ser hallado.

9. Cristología.

Cuando el padre se compadece y corre en busca de su hijo para reconciliarse, se convierte en un símbolo de Dios en Cristo. Los fariseos murmuran: «Este recibe a los pecadores y come con ellos». Jesús les contesta con esta historia, la cual de hecho afirma: «Efectivamente, yo como con pecadores. Pero es mucho peor de lo que ustedes imaginan. No sólo como con ellos, sino que corro por el camino, los colmo de besos y los traigo de regreso para poder comer con ellos». Es evidente que Jesús está hablando de sí mismo. Al final de la historia, el padre hace lo mismo que Jesús.

10. El significado del banquete.

El banquete tiene tres interpretaciones en esta parábola. La primera la brinda el padre; la segunda, el muchachito que andaba por el patio de la casa; y la tercera, el hijo mayor. Las dos primeras armonizan entre sí; la tercera difiere en gran medida con las dos primeras. Los lectores contemporáneos suelen recordar solamente la tercera interpretación. Sin embargo, es necesario examinar las tres.

Una vez asegurada la reconciliación, el padre ordena un banquete. Dice: «Comamos y regocijémonos, [y ahora viene la causa] porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado». (v.v. 23, 24). Entonces ¿quién lo encontró? Fue el padre. ¿Dónde lo encontró? A la entrada del pueblo. Así que, según la percepción del padre, el hijo pródigo todavía estaba muerto y perdido a la entrada del pueblo. Así como el pastor se vio obligado a salir y pagar un alto precio para encontrar su oveja, y la mujer piadosa buscó con diligencia hasta encontrar su moneda, así también el padre se compadeció y salió, en una valiosa muestra de amor inesperado, a encontrar y a resucitar a su hijo . El banquete celebra el triunfo del encuentro y de la resurrección.

Concentrémonos ahora en la interpretación que ofrece el muchachito. El hijo mayor llega del campo y, al escuchar la música, llama a un pais. Esta palabra griega puede tener tres significados. El primero es "hijo"; el segundo, «siervo». El tercer significado es «muchachito». Las versiones sirias y arábigas de Medio Oriente siempre han optado por esta tercera opción. El hijo mayor pregunta (al muchachito) qué ocurre y el joven le responde (como yo lo traduciría): «Tu hermano ha regresado, y tu padre ha matado el becerro engordado porque (y aquí viene la segunda interpretación) ha (el padre) recibido a su hijo con paz (shalom)». El punto está en que el banquete se lleva a cabo para celebrar el triunfo del padre en su esfuerzo por lograr la reconciliación, y la comunidad ha venido a participar en esta celebración. En lugar de una ceremonia qetsatsah de rechazo comparte con el padre la alegría de haber logrado una restauración a un alto costo. Por lo tanto, el muchachito confirma la interpretación del padre: para ambos, el banquete es una celebración por el costoso triunfo del padre en reconciliarse con su hijo. Las palabras del muchachito, «Lo recibió» (y tiene pensado comer con él), recuerdan al oyente la queja de los fariseos: «Este hombre [Jesús] recibe a los pecadores y come con ellos». En esta parábola el padre hace lo mismo.

Aún nos queda por examinar la interpretación del hijo mayor, la cual encontramos después de que el padre trata de reconciliar a este hijo consigo. El hijo mayor expresa: «Mataste el becerro engordado para él». Este reclamo refleja todo lo contrario de lo que el muchachito le ha dicho hace unos momentos al hijo mayor. También se contrapone al propósito que tiene el banquete de acuerdo con la declaración del propio padre. Si el oyente se da cuenta de que el hijo mayor contradice las dos interpretaciones previas acerca del banquete, necesariamente debe hacer una elección. ¿El banquete se celebra en honor al hijo pródigo en honor al padre? ¿Es una celebración porque el hijo pródigo logró con esfuerzo (y por sus propios medios) llegar a casa, o se celebra en cambio que el padre lograra con un valioso esfuerzo crear shalom?

Los invitados, ¿felicitarán al padre o al hijo?

Según observé en estos 40 años, el lector moderno de esta parábola, por lo general, ni siquiera percibe estos contrastes y, por ende, no se da cuenta de que hay que hacer una elección. El banquete es un anticipo de la Santa Cena. Con certeza sabemos que Jesús es el héroe de ese banquete sagrado y que el centro de atención no son los pecadores. La manera en que el hijo mayor se considera a sí mismo justo y bueno se transforma en la lente por la que observa el mundo que lo rodea. Todo lo que puede entender es que su hermano menor gastó el dinero y que se reconcilió con su padre sin antes devolver el total de la suma. Como conclusión, en lugar de que el pecador cumpliera con los requisitos y las demandas de la ley, se ha ofrecido gracia y esa gracia fue aceptada. La interpretación del hijo mayor refleja la visión de muchos hoy como ayer. Por el contrario, la concepción que el padre tiene del banquete (sustentada por el discurso del muchachito) refleja la mente de Jesús. Para muchos, la gracia no sólo es sorprendente, sino que también es increíble. ¿Cómo es posible que sea cierto? Después de todo, uno siempre cosecha lo que siembra, ¿verdad?

El enojo del hijo mayor.

Si el banquete fuera una simple celebración por el regreso a salvo del hijo pródigo, el hijo mayor se uniría al festejo de inmediato, ya que esto significaría que aún no se ha determinado la posición del hijo pródigo dentro de la familia. El hijo mayor estaría muy ansioso por expresar su punto de vista cuando la familia tratara el asunto. Pero el muchachito le dice al hijo mayor que todo ha terminado. El padre ya se ha reconciliado con su hijo menor… ¡y sin que el hijo pródigo pagara sus pecados! Esta es la razón por la que el hijo mayor se enoja y toma la drástica medida de cortar la relación con su padre.

El hecho de que un hijo esté presente y se niegue a participar de un banquete semejante implica una atroz deshonra pública para el padre. Un equivalente en la cultura occidental podría ser el caso de un hijo que tiene una fuerte discusión en público con su padre, en el medio de la fiesta de casamiento, luego de una gran boda familiar. La oposición del hijo mayor a la reconciliación del padre con el hijo pródigo lo motiva a romper su relación con el padre reconciliador.

12. La respuesta del padre.

Por cuarta vez, el padre va más allá de lo que haría un patriarca tradicional. Por segunda vez en el mismo día, está dispuesto a ofrecer una valiosa e inesperada muestra de amor. Sólo que esta vez va dirigida a un cumplidor de la ley y no a un transgresor. La maravillosa gracia es válida para ambos hijos. De acuerdo con la tradición cultural, el padre tendría que continuar con el banquete y pasar por alto la ofensa pública. Puede ocuparse del hijo mayor más tarde. Sin embargo no lo hace. Soportando una dolorosa humillación pública, el padre sale una vez más a recuperar lo perdido (oveja / moneda /hijo).

13. La respuesta del hijo mayor.

El hijo menor «aceptó» ser hallado. Se sintió colmado por el precioso amor que se le ofreció gratuitamente. Al hijo mayor, en cambio, parece no causarle efecto. Por el contrario, ataca sin piedad tanto a su padre como a su hermano en público. Se esperaría que el padre finalmente explotara y ordenara una paliza por las ofensas públicas. Por quinta vez, el padre trasciende el patriarcado tradicional. No es que se trate de un padre extraordinario, sino que es un símbolo de Dios. Como escribe Henri Nouwen respecto de esta parábola, «Este es el retrato de Dios, cuya bondad, amor, perdón, cuidado, gozo y compasión no tienen límites en absoluto. Jesús presenta la generosidad de Dios, valiéndose de todo el simbolismo que su cultura le brinda, y al mismo tiempo transformándolo constantemente» (El regreso del hijo pródigo).Si el hijo mayor acepta el amor que ahora se le ofrece a él, se verá obligado a aceptar al hijo pródigo con el mismo amor con el que el padre recibió al cuidador de cerdos. Será necesario que el hijo mayor sea hecho «conforme a la imagen» de ese padre compasivo que sale al encuentro de ambas clases de pecadores como un siervo sufrido que ofrece un amor inmerecido y de gran valor. ¿Está dispuesto? La Escritura no lo dice. Llegado este punto, el público está en escena y debe decidir por sí mismo.



KENNETH E. BAILEY

Capítulo XV

CAPÍTULO XV


Comenzaremos este capítulo, formulando una pregunta: ¿Es el Espíritu Santo una persona o simplemente la “fuerza activa de Dios”? (la definición entre comillas proviene de los T.J. = Testigos de Jehová).

Veamos las definiciones que dan los diccionarios de “Persona”: <Supuesto inteligente; es el ser consciente en cuanto a la unidad de pensamiento, sentimiento y acción; ser racional, consciente de sí mismo, poseedor de una identidad propia>.

En los pasajes bíblicos que vienen mencionados a continuación, se podrá comprobar que la forma de comportarse o de accionar del Espíritu Santo, sólo son propias de una PERSONA y no de una fuerza.

-Mora en los cristianos (Juan 14:17)

-Convence de pecado (Juan 16:8)

-Inspira las Escrituras y habla por medio de ellas (Hechos 1:16 y 2Pedro 1:21)

-Intercede a favor de los creyentes (Romanos 8:26)

-Cuenta con atributos de personalidad: Voluntad (1Corintios 12:11); Mente (Romanos 8:27); Pensamiento, Conocimiento, Palabras (1Corintios 2:10-13); Amor (Romanos 15:30).

Puede ser tratado como una persona: Se le puede mentir (Hechos 5:3,4,9); Puede ser resistido (Hechos 7:51); Contristado (Efesios 4:30); Blasfemado (Mateo 12:31); Equiparado con el Padre y con el Hijo (Mateo 28:19 y 2Corintios 13:14).

¿Se pueden aplicar estos atributos a una “fuerza”?

¡Evidentemente NO!. La respuesta a la pregunta que formulamos al principio de este capítulo: ¿Es el Espíritu Santo una persona? Respuesta: Por todas las pruebas reunidas más arriba, podemos afirmar sin ninguna duda SI, el Espíritu Santo es una persona, es el Espíritu de Dios que mora en c/u de los cristianos verdaderos (no cristianos nominales).

Es lógico que quienes no entiendan todo esto, es porque en ellos no mora el Espíritu Santo.

¿Es tan difícil entender para los T.J. que ha sido la voluntad soberana del único Dios el manifestarse en tres personas distintas?. ¿Podemos objetar la sabiduría de Dios simplemente porque la mente humana (de los que no han recibido al E.S.), no puedan entender esto de un único Dios manifestándose como el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, sin dejar de ser el mismo y único Dios verdadero? Es evidente que aquellos que no creen esto es porque no son hijos de Dios, y si no son hijos de Dios, como está dicho en Juan 8: 43-44, podemos decir de aquéllos: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer.”

Ya están presentadas con sólidos argumentos las tres personas de la divina Trinidad. Para aquéllos que no entienden (o no quieren entender), la explicaremos con un sencillo ejemplo de lo que vemos en la naturaleza: el agua (H2O) se presenta en tres estados: sólido (hielo), Líquido, y gaseoso (vapor de agua). Cada estado tiene propiedades físicas distintas. Pero, si analizamos una molécula de agua tomada del hielo, del líquido o del vapor, encontraremos una sola sustancia, H2O es decir AGUA.

Capítulos XII al XIV

CAPÍTULO XII


Para poder contestar esta pregunta debemos primero conocer quiénes son los que gobiernan a cada una de las fuerzas que están en pugna. Y ya lo anticipamos en la Introducción a este Blog: “porque no tenemos lucha contra sangre y carne sino contra principados, contra potestades, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12).

Satanás, como padre de la mentira, también llamado “serpiente astuta”, teje con tal habilidad sus mentiras y engaños que es capaz de sembrar la confusión y el desconcierto en muchos creyentes débiles en la fe, mezclando verdades con mentiras, y sabe disfrazarse muy bien como “ángel de luz”

Muchas veces he recibido la visita de los “Testigos de Jehovah” y, siguiendo la exhortación de “contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos”, los he invitado a debatir con la finalidad de hacerles entender las enormes diferencias que existen entre el verdadero evangelio de Cristo y el andamiaje doctrinal de la Watch Tower Society. Estos largos debates que he tenido con ellos, me han permitido llegar a conocer cómo ha obrado Satanás en sus corazones y en sus mentes. ¡Qué desperdicio de buena conducta humana y de buenas obras! ; nadie puede negar que ellos exhiben estas virtudes. Pero entonces muchos podrán preguntar: ¿dónde está el mal en ellos?

Respuesta: el mal está en que si la buena conducta humana, las buenas obras o cualquier otra virtud, no se edifican sobre….”la principal piedra de ángulo, Jesucristo mismo, en quien todo el edificio bien coordinado, va creciendo para ser un templo Santo en el Señor” (Efesios 2:20-21), si no se ha edificado así, el edificio de nada sirve pues se ha edificado sobre arena movediza.

Quizás si algún “Testigo de Jehovah” leyera estas notas que se publican en este blog, podría argumentar: “nosotros hemos edificado sobre Jesucristo”, y yo les contesto: la piedra de ángulo que Uds. han puesto, es una piedra falsa pues la han recibido de manos del diablo. Ustedes no conocen al Verdadero Señor Jesucristo, cuyo nombre es ADMIRABLE, CONSEJERO, DIOS FUERTE, PADRE ETERNO, PRÍNCIPE DE PAZ. (Isaías 9 :6).

Ustedes, los “Testigos de Jehovah”, han inventado un “Jesús” creado, menor, inferior, obrero maestro, aprendiz, socio menor, ignorante de las cosas de Dios, secundario (no principal), “luz” pequeña, alejado del trono de Dios, etc. etc.

Estas expresiones acerca de Nuestro Señor Jesucristo se pueden leer en las páginas 7, 12 y 14 de la publicación de la WATCH TOWER ¿”Debería creer usted en la Trinidad”?

Para aquellos que somos Hijos de Dios y que somos guiados por el Espíritu Santo, estas calificaciones que ellos emplean para atribuirlas a nuestro Jesús, a nuestro Salvador, son totalmente inaceptables, son BLASFEMIAS contra el nombre de nuestro amado Salvador.

Éstas y varias otras blasfemias es lo que encontramos en una publicación de la “Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania”. Son folletos que, junto con Revista La Atalaya, son utilizados por secta Testigos de Jehovah para “evangelizar”. Este folleto o revista lleva en su tapa el título: “Debería usted creer en la Trinidad?” y subtitulada : Es igual Jesucristo al Dios Todopoderoso?”, llegó a mis manos en una de las oportunidades en que fui visitado por una “misión evangelizadora” de los Testigos de Jehovah. Me costó mucho leerla pues, mientras avanzaba en la lectura, se iba apoderando de mí un sentimiento de indignación que, literalmente, me retorcía el estómago. Por un momento se cruzó por mi mente la idea de destruirla, pero comprendí que con eso no evitaría que millones de lectores a cuyas manos habría llegado dicha revista, fueran conducidos por el camino del error y apartados del camino de la verdad que es nuestro señor Jesucristo. Por lo tanto, venciendo la repugnancia que me producía esa lectura, fui analizando párrafo por párrafo y fui tomando nota de los engaños entretejidos en esta obra maestra del sofisma y la falacia. Definamos según el diccionario estos dos últimos vocablos.

SOFISMA: argumento aparente con que se quiere defender que lo falso es verdadero.

FALACIA: forzar un argumento en favor de una conclusión.

Finalmente me decidí presentar batalla y tomé nota de cada uno de los sofismas y falacias para rebatirlos uno por uno y, disponiendo de este Blog de “El contendor por la Fe”, tomé “el Escudo de La Fe, el Yelmo de la Salvación, y la Espada del Espíritu que es la Palabra de Dios”, y la emprendí contra las mentiras, falacias y sofismas que anidan en la página que viene a continuación:

(NOTA: lo escrito en cursiva se transcribe de la revista de la WATCH TOWER )

¿…..pero qué se puede decir de que el apóstol Tomás dijera a Jesús “¡mi Señor y mi Dios! (# 1) en Juan 20:28.


Para Tomás, Jesús era como un dios,(# 2) especialmente en las circunstancias milagrosas (# 3 que impulsaron a Tomás a expresarse como lo hizo. Algunos eruditos (# 4) sugieren que es posible (# 5) que Tomás, sencillamente, saliera con una exclamación emocional de asombro,(# 6) hablada a Jesús pero dirigida a Dios. Fuera una cosa o la otra, Tomás no pensaba (# 7) que Jesús fuera el Dios Todopoderoso, porque él y los demás apóstoles sabían que Jesús nunca había afirmado ser Dios, sino que enseñó que sólo Jehovah es el “único Dios verdadero” (Juan 17:3)



RÉPLICAS:

# 1) La frase que exclamó Tomás “¡mi Señor y mi Dios! “:

en la Biblia Reina- Valera (que es la más utilizada por el pueblo de Dios de habla hispana) aparece como “¡Señor mío y Dios mío!”. Fue alterada en la biblia de la Watchtower (en adelante la designaremos como WT), para poder aplicar el falso razonamiento que más adelante se desarrolla en los puntos señalados del # 2) al # 7). Destruyamos cada una de estas falacias:

# 2) Para Tomás Jesús era como un dios

Tomás, como que era uno de los doce discípulos que había elegido el Señor Jesucristo,, era también monoteísta y, como los mismos Testigos de Jehovah argumentan ( en la pág. 12 de la revista en cuestión) la enseñanza de Jesús era “Judía y por lo tanto monoteísta hasta la médula”, esto nos habilita para decir que de ninguna manera se puede deducir que en ese momento, Tomás tomara a Jesús “como un dios”. Por el contrario, podemos afirmar que el apóstol reconoció en el Señor Jesucristo, al mismo Dios Todopoderoso y su exclamación fue ¡“Señor mío y Dios mío”!



# 3) "especialmente en las circunstancias milagrosas que impulsaron a Tomás a expresarse como lo hizo.

En primer lugar Tomás que conocía muy bien al Señor, como los otros apóstoles, conocía el poder supremo del Señor Jesucristo pues lo había visto curar a los enfermos, dar vista a los ciegos, resucitar a los muertos, hacer caminar a los paralíticos, dominar a la naturaleza calmando las tempestades y caminando sobre las aguas etc., etc., etc.. Además no lo tomó por sorpresa el hecho de la resurrección de Jesús pues ya, primero María Magdalena había llevado la noticia a los apóstoles que habían visto al Señor resucitado; y en segundo lugar, los otros discípulos, también le habían informado cuando le dijeron: "al Señor hemos visto" y Tomás les contestó: "si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré". (Juan 20:25).

Esto último y también todo Juan 20:15-29 es el contexto ( que omitieron maliciosamente los redactores del folleto) anterior a la frase de Tomás: "Señor mío y Dios mío"

Si el lector lee cuidadosamente en La Biblia todo el capítulo completo de Juan 20, verá que la conclusión que se extrae es la siguiente: Los apóstoles ya habían oído de boca del mismo Jesús que Él iba a morir y a resucitar luego de tres días (Marcos 8:31-32 ; Mateo 16:21-22 ; Lucas 9:21-22 ) y especialmente en Juan 10:17-18 el Señor les había hablado de su poder cuando les expresó: "Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar.

Por tales razones, cuando se apareció resucitado en medio de sus discípulos, (Tomás no estaba presente), ninguno de ellos se atrevió a dudar, más bien “se regocijaron viendo al Señor”. Si alguno hubiese dudado de que el mismísimo Señor estaba allí, presente, en medio de ellos y lo hubiesen tomado como una aparición fantasmagórica, hubieran incurrido en una falta total de respeto y en una incredulidad inadmisible en hombres de Dios y que conocían muy bien el poder supremo del Señor Jesucristo.



# 4) y # 5) “Algunos eruditos sugieren que es posible….”

¿Quiénes serán estos “eruditos”? que ni siquiera son dignos de mencionarse sus nombres y apellidos y sólo aportan una “sugerencia” y que, (como si hubiesen sido los psicoanalistas de cabecera de Tomás), diagnostican que “es posible que Tomás sencillamente saliera con una

# 6) exclamación emocional de asombro, hablada a Jesús pero dirigida a Dios”

# 7) Tomás no pensaba

que Jesús fuera el Dios Todopoderoso

¡Bien por los “eruditos” de la Watch Tower Society que han podido hurgar tan profundamente en la mente y en el alma de Tomás para aportar tan osada “sugerencia”!

Ruego al lector que me disculpe el sarcasmo, pero no hallé otra forma para concluir este comentario.

De todo lo dicho cabe una sola conclusión:

La expresión de Tomás “Señor mío y Dios mío”, no fue una expresión de “asombro” sino que fue una expresión sí emocional que surgía de un corazón humillado y arrepentido de su incredulidad, pero que en ese momento reconocía en la persona de Cristo a su Señor y a su Dios.

# 8)……… “ porque él (Tomás) y los demás apóstoles sabían que Jesús nunca había afirmado ser Dios”



En esta expresión nuevamente los Testigos de Jehovah vuelven a demostrar el “poder de adivinación” del que, al parecer, están investidos. Si esto hubiese sido así, los apóstoles que escribieron los Evangelios y las epístolas, se hubieran cuidado muy bien de escribir algo que no hubiera sido inspirado por el Espíritu Santo y que pudiera ofender la eminencia de Dios que está por sobre todas las cosas. Sin embargo, tanto en los Evangelios como en las Epístolas encontramos muchísimas expresiones y actitudes que identifican a nuestro Señor Jesucristo como el Dios Todopoderoso que un día, viendo la incapacidad del hombre para comunicarse con su Creador a causa de la muerte espiritual producida por el pecado, quiso revelarse a sí mismo a los hombres en forma que ellos pudieran entenderlo con la vida de su alma y sus cinco sentidos; ese día el Verbo (Jesucristo) que coexistía con Dios Padre y con el Espíritu Santo, partió del trono de Dios para venir a esta tierra habitando el cuerpo de un hombre.

<El ángel, cuando le anunció a María la concepción de Jesús, le dijo:“Y ahora concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús …….el Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. (Lucas 1:31-35)”>

El “Altísimo” que dotó de poder a María no fue otro que el mismo Dios. De algún modo milagroso, el óvulo que estaba en el vientre de María fue impregnado con una vida distinta de la que procede de un padre humano. Dios simplemente puso la chispa de vida en él y las células, una por una, comenzaron a dividirse y a multiplicarse, y al noveno mes, Jesús nació. Dios fue el padre de la humanidad (es decir, de la parte humana) de Jesús .

La deidad de Jesús no es el punto focal en el título “Hijo de Dios”, pues su divinidad no necesitaba padre. Él (Jesús) fue llamado Hijo de Dios por cuanto en su naturaleza humana , Él es hijo de Dios. Es tan simple este hecho que resulta profundo. En su humanidad, Jesús está sujeto al Padre, porque el Padre es mayor que su humanidad. Pero en su deidad es igual con el Padre, porque es Uno en esencia con el Padre.

CAPÍTULO XIII

Seguiremos, en adelante, analizando cómo los Testigos de Jehová se desvían de la verdad bíblica en los artículos aparecidos en sus publicaciones tales como la revista “La Atalaya” (entre otras), donde en dichos escritos se retuerce la Sana Doctrina (1ª Timoteo 4:16) con la finalidad blasfema de menoscabar la Majestad, la Omnipotencia y la Gloria de nuestro Señor Jesucristo, negando que Jesucristo es Dios, y colocándolo en un escalón inferior. En la mencionada revista, del 15 de diciembre de 1994, en la pág. 23, aparece un escrito titulado “¿Se debe orar a Jesús?”. Se utiliza esta pregunta (hecha supuestamente a los lectores del artículo), para llegar, falacia mediante, a una conclusión negativa.

Para comenzar el análisis, veamos dos definiciones de la palabra “Oración”

Según el “Diccionario manual de la Biblia”: cuyo autor, Merril C. Tenney la define como un fenómeno multifacético que incluye los siguientes elementos: comunión, adoración, acción de gracias, confesión, petición, intercesión y sumisión a Dios.

Los Testigos de Jehová utilizan la definición que da “The World Book Encyclopedia”, que dice: “La oración es una forma de adoración en la que la persona ofrece devoción, agradecimiento, confesión o súplica a Dios.” Ambas definiciones tienen elementos comunes pero en la de los “Testigos” se pone en primer lugar el elemento adoración . Y seguidamente se hace referencia a la frase: “ Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar” con la manifiesta intención de negar que Nuestro Señor Jesucristo es el mismo Dios hecho hombre. Para demostrar con argumentos la malicia con la que los Testigos de Jehová pretenden negar la deidad de Jesucristo, paso a copiar un párrafo de un blog que un hermano en Cristo publicó hace un tiempo:

Observemos su traducción de la palabra “proskuneo”, (προσκυνέω). Usualmente la palabra “proskuneo”, se traduce “adoración”. Y así es como ellos, (La biblia de la Watch Tower) también la traducen en: Apoc. 5:14; 7:11; 11:16; 19:4; 19:10; 20:4; 22:8; Jn. 4:20 y Heb. 11:21. Pero ¿¡QUE!?, la traducen diferente en los pasajes de Mt. 2:2; 2:11; 14:33; 28:9; 28:17; Jn. 9:38; Marc. 5:6. Sí, alli solo traducen esa palabra como “rendir homenaje”. Ahora, preguntémonos ¿POR QUÉ?. La respuesta es que estos últimos versículos se refieren a Jesucristo. Dicho de otro modo, les duele que se adore a Jesucristo, no lo soportan. Entonces, precisamente en esos pasajes, cambian la traducción y en lugar de escribir “adoración” traducen “homenaje”. ¿Acaso no es solo una versión caprichosa, fabricada para negar la deidad de Cristo?

Más adelante, siguiendo con la lectura de la revista “El Atalaya”, analicemos como retuercen el pasaje de Filipenses 2:9-11 que dice:



Php 2:9 Por eso Dios también lo exaltó sobre todas las cosas[15]

y le dio un nombre que es sobre todo nombre,[16]

Php 2:10 para que en el nombre de Jesús

se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra;[17]

Php 2:11 y toda lengua confiese[18] que Jesucristo es el Señor,[19]

para gloria de Dios Padre.



¡ Y sobre estos versículos tejen el sofisma más rebuscado que se puede maquinar! A continuación lo transcribo exactamente como se lee en la revista:

¿ Implican las palabras “en el nombre de Jesús se doble toda rodilla” que debemos orarle? No. La frase griega que se utiliza aquí “denota el nombre en que se une toda rodilla que se dobla, mediante el cual todos rinden adoración unidos. El nombre que ha recibido Jesús impulsa a todos a la adoración unida”.

παν 3956:A-NSN toda γονυ 1119:N-NSN rodilla (A Grammar of the Idiom of the new Testament)

Las palabras griegas que en la revista aparecen sin traducción, las he incluido en este caso con la traducción tomada del diccionario Griego- Español y significan simplemente TODA RODILLA y de ninguna manera debe tomarse con el significado que ellos le atribuyen a toda la frase griega .

Todo este artificio, es una falacia tan evidente que ni los mismos que escribieron tal argumento entienden lo que quisieron expresar y fue desplegado para llevar al lector, por el camino de la confusión, a aceptar que, (según la opinión de la WatchTower), a Nuestro Señor Jesucristo no se le debe adorar ni dirigirle oraciones.

En la misma página (24) utilizan el pasaje de Hechos 7:56-59 para aseverar que Esteban, en el momento mismo anterior a su muerte por apedreamiento. No oró a Jesús sino que simplemente habló o conversó con Él.

A continuación copiamos el pasaje bíblico Hechos 7:54-60 para darle algo más de contexto, tal como aparece en dos Biblias:

Versión de la Biblia de la WATCHTOWER (Testigos de Jehová)

. 55 Mas él, estando lleno de espíritu santo, miró con fijeza al cielo y alcanzó a ver la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios, 56 y dijo: “¡Miren! Contemplo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre de pie a la diestra de Dios”. 57 Ante esto, ellos clamaron a voz en cuello y se pusieron las manos sobre los oídos y se precipitaron de común acuerdo sobre él. 58 Y después de echarlo fuera de la ciudad, se pusieron a arrojarle piedras. Y los testigos pusieron sus prendas de vestir exteriores a los pies de un joven llamado Saulo. 59 Y siguieron arrojándole piedras a Esteban mientras él hacía petición y decía: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. 60 Entonces, doblando las rodillas, clamó con fuerte voz: “Jehová, no les imputes este pecado”. Y después de decir esto, se durmió [en la muerte).





Versión de la Santa Biblia Reina – Valera 1995



Act 7:54 Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones y crujían los dientes[62] contra él.

Act 7:55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo,[63] puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba a la diestra de Dios,

Act 7:56 y dijo: "Veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre[64] que está a la diestra de Dios".

Act 7:57 Entonces ellos, gritando, se taparon los oídos y arremetieron a una contra él.

Act 7:58 Lo echaron fuera de la ciudad y lo apedrearon. Los testigos pusieron sus ropas[65] a los pies de un joven que se llamaba Saulo.[66] [67]

Act 7:59 Mientras lo apedreaban, Esteban oraba y decía: "Señor Jesús, recibe mi espíritu".[68]

Act 7:60 Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: "Señor, no les tomes en cuenta este pecado".[69]

Habiendo dicho esto, durmió



¿Quién puede negar que la actitud de Esteban, justo en el instante antes de su muerte, estando en una dolorosa agonía, era la un creyente orando fervorosamente a Jesús peticionándole que recibiera su espíritu en el cielo y cayendo de rodillas orando también por sus matadores?

¿Se puede admitir como correcto el argumento (de los Testigos de Jehová) que Esteban, en ese momento y con esa actitud sólo estaba conversando con Jesús?

El hecho de ver los cielos abiertos, la gloria de Dios y a dos de las personas de la Trinidad (ya que la 3ª, el Espíritu Santo, moraba en el mismo Esteban), ¿no llevaría a cualquier creyente cristiano a caer de rodillas en señal de sumisión y adoración?

Aun cambiando muchas frases, en la versión de la Watchtower respecto de la versión Reina –Valera, no han conseguido desvirtuar el hecho de que Esteban, en tales circunstancias, oró fervientemente al Señor Jesucristo.

Por ejemplo, descubramos la sutileza de uno de los tantos engaños de la biblia de la Watch Tower.

Si tomamos la traducción al español de la versión griega de los versículos 59 y 60 podemos ver:

Act. 7:59.................. κυριε 2962:N-VSM Señor ιησου 2424:N-VSM Jesús δεξαι 1209:V-ADM-2S recibe το 3588:T-ASN el πνευμα 4151:N-ASN espíritu μου 1473:P-1GS de mí.

Act. 7:60.................. κυριε 2962:N-VSM Señor μη 3361:PRT-N no στησης 2476:V-AAS-2S hagas poner de pie αυτοις 846:P-DPM a ellos ταυτην 3778:D-ASF a este την 3588:T-ASF el αμαρτιαν 266:N-ASF pecado και 2532:CONJ Y τουτο 3778:D-ASN a esto ειπων 3004:V-2AAP-NSM habiendo dicho εκοιμηθη 2837:V-API-3S se durmió.

Vemos que en el original griego, tanto en el versículo 59 como en el 60 se utiliza la misma palabra: κυριε que se traduce como Señor.

Pero en cambio la Watch Tower en el versículo 59 la traduce como Señor, pero en el vers. 60 traduce la misma palabra griega como Jehova. Con esta encubierta falacia, se pretende argumentar que en el vers. 59 Esteban "estaba hablando o conversando con Jesús", en cambio, en el vers. 60 Esteban estaba orando a Jehova, peticionando que no se le tuvieran en cuenta ese pecado que estaban cometiendo sus agresores.











CAPÍTULO XIV



Volviendo a la publicación de la Watchtower "Cómo se explica la Trinidad", allí se refiere a los conceptos o definición que da la Iglesia Católica donde se la designa como "Doctrina Central de la Religión Cristiana" .

Pero no debemos dejar de lado que los católicos no son el total de los cristianos. Por otra parte, veamos la definición, según el diccionario, de la palabra doctrina: Enseñanza // Ciencia o sabiduría // Opinión de un autor // Sinónimo: Teoría.

Efectivamente, estamos de acuerdo en que la Iglesia Católica enseña, opina y teoriza sobre la Trinidad. Pero los cristianos no católicos, no tenemos a la Trinidad como una doctrina; no es algo que se enseña en la Biblia, sino que la Trinidad se REVELA, a los verdaderos creyentes en Cristo, mediante la guía del Espíritu Santo, a través de toda la Biblia que es la Palabra de Dios.

Quienes no encuentran a la Trinidad revelada en la Biblia, es porque no han recibido al Espíritu Santo y por lo tanto no son Hijos de Dios.

Para reforzar los conceptos vertidos a lo largo del desarrollo de este blog, acerca de que Jesucristo es Dios hecho hombre, resumiremos varios pasajes bíblicos del A.T. y del N.T. donde se pone en evidencia esta afirmación. Además, en los pasajes del A.T. podremos observar la intervención de Dios en forma humana en la persona de Jesucristo, mucho antes de que se cumpliera lo que leemos en Juan 1:14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

Veamos algunos de estos pasajes: Isaías 6:1-5 “……..Entonces dije: Ay de mí que soy muerto … han visto mis ojos al Rey, Jehová de los Ejércitos”.

Génesis 32:24-30 “ ……y llamó Jacob el nombre de aquel lugar Peniel (= el rostro de Dios ), porque dijo: vi a Dios cara a cara, y fue liberada mi alma “.

Josué 5: 13-15 “……..Entonces Josué postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró y le dijo: Qué dice mi Señor a su ciervo? Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.” Esta última frase, además, concuerda con Éxodo 3: 2-5 “ Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza….. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.

En Éxodo 3:6 leemos: “ y dijo: yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.”

Para concluir esta recorrida por varios pasajes del A.T., sugiero leer todo el capítulo Jueces 13 y prestar especial atención al versículo 18 : “ Y el ángel de Jehová respondió: por qué preguntas mi nombre, que es ADMIRABLE (ver Isaías 9:6). Y en los versículos 21 y 22 leemos: “Y el Ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el Ángel de Jehová, y dijo Manoa: ciertamente moriremos porque a Dios hemos visto”.

Recordemos lo que dice Juan 1:18 “A DIOS NADIE LE VIO JAMÁS; EL UNIGÉNITO HIJO QUE ESTÁ EN EL SENO DEL PADRE, ÉL LE HA DADO A CONOCER.” No obstante, en las citas bíblicas mencionadas más arriba, y en muchos otros pasajes, distintas personas o personajes bíblicos han tenido la experiencia de haber visto a Dios. ¿Hay contradicción en la Biblia? ¿Se equivocaron estas personas? Respuesta: No!, por supuesto que ni hay contradicción, ni se equivocaron estas personas. Entonces cabe la pregunta: ¿Quién es el Varón o Ángel de Jehová, el Rey, Jehová de los Ejércitos, el Príncipe del Ejército de Jehová, el varón con espada desenvainada (Josué 5:13), etc., etc., etc., que fue visto por Abraham, Sara, Moisés, Jacob, Josué, Manoa y su mujer y varios más, ante el cual se han postrado para adorarle como al mismo Dios Padre? ¡No cabe más que una única respuesta: ÉL ES JESUCRISTO = DIOS HIJO, El Verbo, el que está sentado en el mismo trono de Dios Padre, a su derecha, en el mismo nivel, y que recibe la adoración junto con el Padre (Revelación 4 y 5).

En el Nuevo Testamento también hay muchísimos pasajes que confirman que el Señor Jesucristo es Dios manifestado como hombre. En el Capítulo 15 desarrollaremos este tema, y además nos ocuparemos de encontrar cómo se ha revelado el Espíritu Santo como la tercera persona: Dios Espíritu Santo.

Capítulos VII al XI

CAPÍTULO VII




El hombre que cumplió todos esos requisitos se llama JESUCRISTO.

“Pues si por la transgresión de uno, (Adán) reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y el don de la justicia. Así que, como por la transgresión de uno (Adán) vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera, por la justicia de uno (Jesucristo) vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre (Adán) los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno (Jesucristo) los muchos serán constituidos Justos” (Ro.5:17-19).

En la ley de Moisés, cuando una persona judía estaba en esclavitud, el único que podía pagar el precio del rescate para liberarla tenía que ser “su pariente más próximo” (Levítico 25:25). Con esto se estableció que cualquiera que fuera el que habría de liberar a la humanidad de la esclavitud de Satanás, tendría que ser un pariente próximo de los que habrían de ser libertados, que en este caso son los componentes de la raza humana.

Al tomar para sí la humanidad, Jesús llegó a ser un “pariente” de los hombres, y así quedó calificado para ser el “pariente redentor”. Esta es una de las razones por la cual a Jesús le gustaba llamarse Hijo del Hombre

Veamos la forma poderosa en que Pablo convence a sus lectores de que ellos han sido liberados por Jesucristo de su deuda de pecado que tenían con Dios:

“y a vosotros, estando muertos en pecados, y en la in-circuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con Él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.(Colosenses 2:13,14).

Nuestro certificado de deuda consiste en decretos (las leyes de Dios que hemos quebrantado), y esos decretos son contrarios a nosotros. Estos decretos nos son hostiles por cuanto no los podemos guardar sin quebrantar alguno de ellos. No hay nada malo en las leyes de Dios, ellas son perfectas. El problema está en nuestra incapacidad para guardarlas. Aquí Pablo nos ofrece un cuadro fantástico en el que vemos a Jesús en el momento de tomar el certificado de deuda de cada uno de nosotros y clavarlo en la cruz. El hacer esto equivale a decir que Él se hacía culpable por todos los pecados enumerados en todos los certificados de deuda de todos los hombres que alguna vez nacieron en este mundo. Él no sólo se ofreció voluntariamente para tomar nuestros certificados de deuda, sino que también se hizo cargo de la sentencia que allí se anunciaba, que era la muerte.



EL DIA DE LA LIBERACIÓN



CAPITULO VIII

Echémosle una rápida mirada a ese día de la historia en el cual el género humano fue liberado de la esclavitud de Satanás y le fue abierta la posibilidad de restablecer su comunicación y comunión con Dios.

He aquí lo que sucedió: Jesús fue clavado en la cruz alrededor de las nueve de la mañana. Él oró por los que lo habían clavado allí. Luego hizo provisiones para su madre, entregándola al cuidado de Juan, su discípulo. Un poco antes del mediodía, comenzó a dialogar con los criminales que habían sido crucificados uno a cada lado de Él. Uno de ellos volvió su rostro hacia el Señor y se arrepintió de sus pecados. Jesús le prometió un lugar en el Paraíso a donde iría en el momento de su muerte. Al mediodía Dios puso un velo de tinieblas sobre toda la Tierra; este velo era tan negro como la noche. Personalmente creo que Dios lo hizo así para que nadie pudiera ser testigo ocular de los horrores por los cuales pasaba Jesús mientras estuvo allí colgado; porque en ese momento, por cuanto toda la ira de Dios le envolvía, por cuanto Jesús permitió que todos los pecados de la humanidad fueran colocados sobre Él.

Hasta ese momento, Jesús no había dejado escapar ni siquiera un gemido. Pero entonces, de repente, el silencio se rompió, y la humanidad de Jesús clamó” ¡Eloi, Eloi, lama sabachthami ¡ , que significa: “ Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”. En ese instante, Dios había tomado el certificado de deuda de todo ser humano, desde el comienzo de la humanidad hasta el cierre de la historia, y lo había clavado en la cruz, haciendo a Jesús responsable de cumplir la sentencia que estaba escrita en cada uno. Y Dios tuvo que volverle la espalda a su Hijo en la hora de necesidad más grande, por cuanto Cristo voluntariamente se hizo pecador en nuestro lugar, y Dios no podía tener comunión con pecadores de ninguna clase hasta que la redención se hubiera cumplido.

Cuando nos veamos cara a cara con nuestro Salvador quisiéramos preguntarle: “Señor, ¿Qué sucedió realmente en esa horrible hora de tinieblas? Aún después que Jesús nos lo explicara, quizás no podamos comprender cómo pudo haber sido el derramamiento de la ira de Dios que cayera como una explosión atómica contra Jesús.

Su clamor salió de una profunda agonía del alma, porque por primera vez y por última vez en la eternidad pasada y futura, la segunda persona de la Trinidad, Jesús, se separó del Padre y del Espíritu Santo. Nunca nadie estará tan solo como lo estuvo Jesús en la cruz. Allí estuvo separado de toda persona que hubiera amado y en la cual hubiera confiado. Abandonado por sus más íntimos amigos. Abandonado por Dios el Padre, abandonado por Dios el Espíritu Santo, abandonado por todos, allí estaba Él, colgado en una soledad que nadie podrá comprender jamás.

¿Sabe Ud. por qué Jesús hizo tal cosa? Para que Él mismo pudiera decirles a los que creen en Él: “No te desampararé ni te dejaré” (Hebreos 13:5).

Pero no hemos llegado al final de la historia; un poco antes de que Jesús entregara su vida terrenal y encomendara su Espíritu al Padre, Él pronunció una palabra que es la carta magna de todos los verdaderos creyentes en Cristo.

Ese grito de victoria fue "¡ TETELESTAI ¡ " ; esa era la misma palabra exacta que el juez romano escribía sobre el certificado de deuda del criminal que quedaba en libertad, para certificar que toda la sentencia se había cumplido y que él, al final, estaba libre. Esta palabra significa “pagado totalmente” y en muchas de las versiones de la Biblia se tradujo: “Consumado es”. En la mente de Dios, las palabras “Pagado totalmente”, se han escrito sobre el certificado de deuda de todo hombre que haya vivido alguna vez, pues su deuda que tenía con Dios, la pagó Jesús completamente.













CAPÍTULO IX



La libertad: aceptarla o rechazarla. Pero si un hombre es tan necio que insiste en quedarse preso por

sus pecados, aunque su deuda se haya pagado, entonces no le sirve de nada ni para nada el certificado de deuda en el que se garantizaba su libertad. Y cuando llegue al fin de su vida, tendrá que pagar la pena de muerte y de separación de Dios, él mismo, aunque eso sea completamente innecesario.

Se cuenta la historia de un joven que fue condenado por asesinato hace muchos años. Sus padres, como eran influyentes y ricos, finalmente obtuvieron un aplazamiento de la ejecución por parte del gobernador, y finalmente, se le concedió el perdón al penado. Este hombre, estando todavía en las filas de la muerte, recibió la noticia que se le había concedido la libertad. Pero cuando se le entregó el documento del perdón, él lo rechazó diciendo: “soy culpable, quiero morir”. Sus familiares y abogados hicieron lo mejor que pudieron para persuadirlo a que cambiara de opinión. Para evitar que fuera ejecutado, la familia hizo el esfuerzo de llevar el caso ante la corte suprema de justicia. Pero la corte declaró que el perdón no es perdón, mientras no sea aceptado por aquél para el cual se dio. Así que el hombre fue a la muerte, no porque no tuviera otra alternativa, sino porque se negó a aceptar el perdón. Así les sucede a los hombres: los que pasen la eternidad en tormento amargo de alma y cuerpo, separados de Dios, no tendrán ese destino porque no haya otra alternativa, sino porque ellos no quieren aceptar el perdón que ya tienen a su disposición. Pero tan pronto como el hombre acepta el perdón queda libre para siempre.

Y no es que queda libre después que muera. Es libre en esta vida, aquí y ahora, como también en la bienaventuranza futura.

Hasta aquí el resumen de algunos párrafos del libro “La liberación del Planeta Tierra” del escritor cristiano HAL LINDSEY al cual recomiendo leerlo en su totalidad y seguramente ocupará un lugar de privilegio en su biblioteca.





UN ADVERSARIO ASTUTO Y PODEROSO



CAPÍTULO X



Ya hemos visto cómo fue derrotado Satanás, y cómo la victoria de Cristo liberó a la humanidad de la esclavitud.

¿Qué podía y que puede hacer Satanás ya vencido?



Habían pasado los tiempos en que se le permitió tentar al “postrer Adán” (1ª Corintios 15:45). Tampoco había podido desviarlo de su camino hacia la cruz.(Mateo 16:23). Ya cumplida la misión redentora de Cristo, sentado el Señor en el trono de Dios y guiando a los suyos, a los que Él había elegido, y que habían quedado en el mundo acompañados, consolados y ayudados por el Espíritu Santo, a Satanás se le complicaba muchísimo su campo de batalla (el mundo). Ya había perdido la guerra, estaba en retirada, muchos de los que él había reclutado para sus huestes malignas desertaban de sus filas y se pasaban a la filas de su “Enemigo”. Sólo le quedaban al diablo, antes de ser lanzado y encarcelado en el abismo (Apocalipsis 20:1-3), algunas cosas que hacer: CONFUNDIR, ENGAÑAR, MENTIR. De esta forma conseguiría que los ateos sigan siendo ateos, que los “creyentes” sigan creyendo en cualquier dios, excepto en el Dios Verdadero, que los cristianos se aparten de “la Fe que ha sido una vez dada a los santos”. Para este último y perverso fin, Satanás ha encontrado la forma más astuta de desarrollar su maligno poder: atacar a la Sana Doctrina.

Muchas religiones y sectas, en mayor o menor grado, se han apartado del camino de la verdad. Algunos, como por ejemplo la secta de los Mormones incluyen groseros errores en sus enseñanzas; entre otras cosas han agregado un libro más a los Evangelios con el argumento de que, José Smith (el fundador de la secta ) recibió, de manos de un ángel del cielo llamado Moroni, otro testamento de Jesucristo, “revelado” por su “profeta” José Smith y escrito en el Libro del Mormón. Sobre esta secta, con una falla tan grosera en sus fundamentos, basta un solo argumento para derrumbar todo el andamiaje de sus falacias. Y ese argumento es lo que el apóstol Pablo dice a los Gálatas: “MAS SI AÚN NOSOTROS, O UN ÁNGEL DEL CIELO, OS ANUNCIARE OTRO EVANGELIO DIFERENTE DEL QUE OS HEMOS ANUNCIADO, SEA ANATEMA (Gal 1:8) y también en

Gal 1:9 COMO ANTES HEMOS DICHO, TAMBIÉN AHORA LO REPITO: SI ALGUNO OS PREDICA DIFERENTE EVANGELIO DEL QUE HABÉIS RECIBIDO, SEA ANATEMA.

Un ANATEMA es alguien que está bajo maldición, y esto ya me exime de cualquier otro comentario.

También la Iglesia Católica ha desvirtuado la Sana Doctrina agregando enseñanzas que no son bíblicas como la existencia del purgatorio, las indulgencias, la infalibilidad del Papa y entre otras, fomentar el culto a las imágenes cuyas consecuencia lleva a muchos católicos a apartar sus ojos del Señor, quien debe ser el centro de nuestra mirada, en síntesis: el centro de nuestra Fe: “ Exo 20:4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.

Exo 20:5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso……”

Más adelante me ocuparé de analizar, con la Biblia en la mano, las enseñanzas de la iglesia católica que, (apartándose del camino de la verdad) contradicen las enseñanzas de la Biblia que es Palabra de Dios.

Pero antes, dirigiremos nuestras fuerzas para enfrentar y combatir a un adversario en el cual Satanás ha concentrado toda la sutileza y el poder de sus mentiras y de sus engaños: la organización WATCH TOWER BIBLE and TRACT SOCIETY OF PENNSYLVANIA.

Esta organización recluta personas bien intencionadas que buscan la salvación de sus almas y quieren encontrar el camino para llegar a Dios. Lo que no saben estas personas es que los jerarcas de la Watch Tower terminarán llevándolos, (y en la mayoría de los casos sin que ellos lo adviertan), justamente por el camino contrario: el camino que los aleja del Dios Verdadero.

Luego de un “lavado de cerebro” (aconsejo buscar esta expresión en la “WIKIPEDIA”), lanzan a estos “creyentes” (firmemente adoctrinados) a las calles. Recorren casa por casa predicando la falsa doctrina inculcada por la Watch Tower, sin saber que ellos mismos están recorriendo el camino que lleva a la perdición.

La Organización les exige presentarse con un impecable aspecto personal y sobria conducta, lo cual es muy elogiable. Pero ¡ CUIDADO ! pues bajo la apariencia de ángeles de luz , en la doctrina inculcada por sus mentores subyace la esencia de su padre: el engaño y la mentira. Retuercen y cambian de tal forma las Sagradas Escrituras que ellos mismos se convencen entre sí, (como los Judíos mencionados en Juan 8:39-44), que son hijos de Dios. Solamente caerán de su error cuando el Señor Jesús en persona les diga "vosotros sois de vuestro padre, el diablo".



CAPÍTULO XI

¿De quién debemos defendernos? : En la primera epístola del apóstol Pablo a Timoteo, "verdadero hijo en la fe" del apóstol, leemos esta recomendación: "ten cuidado de ti mismo y de la doctrina, persiste en ello pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren" (1ª Ti.4:16). Pablo también le insiste a su discípulo Timoteo:

"Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste en la fe y amor que es en Cristo Jesús". "Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros". (2ª Ti. 1:13-14). Más adelante le dice: "porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas." (2ª Ti. 4:3-4)

Estas advertencias y muchísimas más que aparecen en el Nuevo Testamento, están dirigidas a todos los verdaderos cristianos de todos los tiempos, aquéllos que "fuimos sellados con el Espíritu Santo de la promesa" (Efesios 1:13). También leemos en 1ª Pedro 5:8 "sed sobrios y velad porque nuestro adversario el diablo, como león rugiente anda alrededor buscando a quien devorar". Y en 2ª Pedro 2:1-2 leemos: "pero hubo también falsos profetas, como habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aún negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado."

En 2ª Juan 1:9-11 se nos dice:

Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.

Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido!

Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras.

Y en Judas 1:3 leemos:

Jud 1:3 Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.

Jud 1:4 Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.



En Hechos 20:29-30 Pablo nos dice:

20:29 Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño.

20:30 Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.

Cabe aquí preguntarnos, ¿por qué tenemos tantas advertencias, en el Nuevo Testamento, para que cuidemos de la Sana Doctrina y nos defendamos de los "falsos maestros, del "león rugiente", de los "lobos rapaces ", de los "hombres que hablan cosas perversas", etc.? ¿Quién gobierna a estos depredadores de la Palabra de Dios y de su rebaño?. Para facilitar la respuesta a estas preguntas, voy a citar nuevamente al escritor evangélico Hal Lindsey quien se refiere a un grupo de compatriotas suyos que eran judíos quienes sostenían que, como ellos eran descendientes del linaje de Abraham, pertenecían al pueblo escogido y, por lo tanto Dios era su padre. Entonces él les recordó que Jesús también, en su tiempo, había recibido esa misma afirmación de los fariseos de esa época a los cuales replicó: (Juan 8:42-44)

"Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que Él me envió.

¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra.

Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer; él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira."

Jesús trató de imprimir en sus oyentes que sólo existen dos paternidades para la humanidad: la paternidad de Dios y la paternidad de Satanás. De modo que si ellos (los judíos) no eran hijos de Dios, tenían que ser hijos de Satanás. Esta declaración puso furiosos a los judíos, y todavía afecta a la gente, del mismo modo, en el día de hoy. Pero hay una razón que explica el hecho de que se produzca una reacción tan violenta ante esta verdad. Para Satanás es mucho más fácil mantener control sobre sus "hijos" si ellos no comprenden quién es realmente su "padre". A través de la historia de la humanidad, unas de las principales tácticas de Satanás ha sido la de hacer que la gente se confunda precisamente en ese aspecto.

Resumiendo: el género humano reconoce dos paternidades, la paternidad de Dios o la paternidad de Satanás. ¿En qué bando está usted?

miércoles, 18 de agosto de 2010

Temas generales: Capítulos III al VI

CAPÍTULO III


Nunca se enfrentó Dios a un desafío más grande que este de resolver cómo podía seguir siendo Justo y, sin embargo, declarar a los pecadores perdonados. ¿Cómo podría Dios satisfacer los requisitos de su absoluta Rectitud, la cual no podía permitir que nadie que fuera menos recto entrara en su presencia?

Tanto la Justicia como el Amor, tenían que conciliarse, pero ¿cómo podía hacerse esto cuando la demanda justificable contra el hombre rebelde era la de proscribirlo para siempre de la presencia del Santo Dios? ¿Puede un juez, cuyo hijo haya quebrantado la ley, poner a un lado la ley para poner en libertad a su hijo?

La respuesta la encontraremos luego de analizar los siguientes argumentos. Para poder entender la naturaleza de la “deuda de pecado”, tenemos que regresar en el tiempo hasta los tribunales de justicia en lo criminal que hubo en el Imperio Romano.







EL DELITO EN LA ANTIGUA ROMA



CAPÍTULO IV

En los días del gran dominio de Roma, César asumía que todo ciudadano romano le debía perfecta lealtad y obediencia a sus leyes. La Justicia estaba pronta a reforzar esta presunción, y si algún ciudadano quebrantaba cualquier ley de la tierra, pronto tenía que comparecer ante el Tribunal o ante el mismo César. Si se comprobaba que el hombre era culpable de haber quebrantado la ley, y se le sentenciaba a prisión, se hacía una lista en la que figuraba cada una de sus faltas, y su correspondiente castigo. Esta lista era, en esencia, un informe sobre cómo tal hombre había dejado de vivir conforme a las leyes del César.

Se le daba el nombre de CERTIFICADO DE DEUDA.

Cuando se llevaba al hombre a la prisión, el certificado de deuda se clavaba en la puerta de la celda, de modo que cualquiera que pasara por allí, podía decir que el hombre había sido justamente condenado, y también podía ver las limitaciones de su castigo. Por ejemplo, si el hombre había resultado culpable de tres crímenes, y el tiempo total correspondiente de prisión era de veinte años, entonces sería ilegal mantenerlo encerrado allí durante veinticinco años. Todos podían ver eso. Cuando el hombre había cumplido su tiempo de prisión, y era puesto en libertad, se le entregaba el amarillento y raído “certificado de deuda” sobre el cual se colocaban las palabras “TOTALMENTE CANCELADO” No lo podían volver a arrestar jamás por esos crímenes, mientras él pudiera presentar su certificado de deuda cancelado. Pero mientras no se hubiera cumplido la sentencia, el certificado de deuda permanecía entre el preso y la libertad, dando testimonio sobre el hecho de que el hombre que allí estaba encerrado, no había vivido conforme a las leyes de Roma y, por lo tanto, era en esencia, una ofensa para el César.





CAPÍTULO V



Como ya hemos visto, el hombre le debía a Dios y a sus Santas Leyes perfecta obediencia,(leyes que se encuentran resumidas en los diez mandamientos y en el sermón del monte). Por el hecho de que el hombre no se ha elevado hasta esta norma de perfección, se ha convertido en una ofensa contra el mismo carácter de Dios, y el Tribunal Eterno de Justicia ha pronunciado la sentencia de muerte contra él. Se preparó un certificado de deuda para toda persona que viva alguna vez, en el cual se enumeran sus faltas al no vivir de acuerdo con la ley de Dios en pensamiento, palabra y obra. Esta sentencia de muerte llegó a ser la DEUDA DE PECADO, que es la que hay que pagar, sea que la pague el hombre, o en caso de que sea posible, alguna persona que esté calificada para tomar su lugar. (Colosenses 2:14). Al analizar esta barrera que surgió entre el hombre y Dios, es decir, la “deuda de pecado”, podemos comprender que el problema del hombre es, realmente, doble: en primer lugar está el hecho de que Adán y Eva pecaron, perdieron su relación y comunión con Dios, y se introdujo en ellos una naturaleza de pecado y rebelión contra Dios, y por medio de ellos pasó a todos sus descendientes. Esta naturaleza pecaminosa es la fuente de todos nuestros actos de pecado, y es una de las principales razones por las cuales no somos aceptables para relacionarnos con Dios. En segundo lugar, la DEUDA DE PECADO en que incurrieron ellos y toda la humanidad , tiene que pagarse. La sentencia contra esta deuda es la muerte, y hay que pagar la condena; bien la pagamos nosotros o alguien que esté calificado para tomar nuestro lugar. ¿Podemos nosotros pagar la deuda?



CAPÍTULO VI



Puesto que eran seres humanos los que habían pecado o incurrido en una deuda que mereció la sentencia de muerte física y espiritual, otro verdadero ser humano tendría que ser ante Dios el sustituto permanente y final de los pecadores. Tendría que ser alguien escogido por Dios que pudiera estar calificado para presentarse como sustituto y recibir el castigo de la agraviada ira de Dios contra todo pecado que se cometiera alguna vez. La cubierta para el pecado que ofrecían los sacrificios animales nunca incluyó TODOS los pecados del hombre. Y, por supuesto, no ofrecía ninguna provisión para los hombres que no participaban del rito.

Pero, para que un hombre estuviera calificado para tomar el lugar del juicio, y llevar sobre sí los pecados de la humanidad, hubiera que tenido que cumplir cinco requisitos:

Primero: hubiera tenido que ser un verdadero ser humano, nacido en este mundo del mismo modo en que nacen los otros hombres

Segundo: hubiera tenido que estar libre de cualquier pecado personal, pues en el caso de haber cometido algún pecado, hubiera estado bajo la condenación de Dios. Hubiera que tenido que nacer sin naturaleza de pecado, en la misma forma como Adán fue creado sin ella. No hubiera podido cometer ningún pecado en ningún tiempo de su vida, y sin embargo, hubiera tenido que estar sometido a tentaciones reales, así como Adán estuvo sometido a ellas.

Tercero: hubiera tenido que vivir bajo la ley de Dios y guardarla perfectamente. Hubiera tenido que ser absolutamente recto en naturaleza y acciones, de modo que el Santo Carácter de Dios hubiera quedado satisfecho por el hecho de que hubo un hombre que nunca quebrantó la ley de Dios, ni una sola vez, ni en pensamiento, ni en palabra, ni en obra.

Cuarto: hubiera tenido que tener un pleno conocimiento de lo que estaba haciendo.

Quinto: Hubiera tenido que estar dispuesto a aceptar para sí la culpa de la humanidad, y a ser juzgado y condenado a muerte por esa culpabilidad, en lugar de la humanidad y a favor de ella.

¿Conoces a ese hombre que cumplió todos esos requisitos?

Temas generales

INTRODUCCIÓN


Contender significa lidiar, pelear, batallar, o en sentido figurado: disputar, debatir, altercar. Para contender, es necesario que existan dos personas, dos bandos o dos entidades opuestas. A estas dos personas, bandos o entidades que batallan, pelean o disputan se les llama contendientes o contendores.

Muchos y muy variados pueden ser los motivos por los cuales se puede entablar una contienda: para defender o conquistar bienes, poder, ideas, posiciones en la escala social, de las finanzas, de la cultura, del clero etc.

Como lo manifiesta el encabezado de nuestro Blog, nosotros vamos a debatir. Disputar y batallar para mantener intacta “la Fe que ha sido una vez dada a los santos”.

¿Contra quién batallamos y batallaremos?: “Contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12), en síntesis: contra Satanás.

Y aquí, aquellos que visitéis este Blog, nos encontraréis tomando el Escudo de la Fe, el Yelmo de la Salvación, y la Espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, dispuestos siempre a dar batalla contra la astucia, el engaño, la mentira la perversión y el poder de nuestro contendiente: Satanás. Y la lucha será hasta el final, ¡Hasta que el Señor venga!







CONOCE A TU ENEMIGO

Para poder librar una batalla y conseguir la victoria, es fundamental conocer bien a nuestro enemigo, con qué poder cuenta, cuáles son sus armas, sus huestes y también sus debilidades, Para tal efecto, tomaré prestados algunos párrafos, que paso a transcribir, del libro “La liberación del Planeta Tierra”, del escritor cristiano HAL LINDSEY, quien hace una acertada descripción de cómo Satanás doblegó y esclavizó al hombre desde los principios de la creación; pero también describe cómo fue liberado el hombre de esa esclavitud, y quién fue su liberador.

CAPÍTULO I

EMPEZANDO POR EL PRINCIPIO: En el Libro de Génesis, se nos dice que Dios colocó al hombre en la Tierra y le encomendó la autoridad sobre sí mismo y sobre toda la Creación de Dios. Dios le dijo que fructificara y se multiplicara llenando la Tierra, y que ejerciera dominio sobre todos los seres vivos que se movían sobre la Tierra ( Génesis 1:27-30 y 2:4-25). Imaginemos lo que nos sugiere este primer relato que tenemos de la relación del hombre con Dios: el hombre se hallaba en un bello ambiente y había verdadera comunión y comunicación entre él y Dios; tenía la libertad de hacer todo lo que quisiera en todos los aspectos. Pero para que el hombre diera una manifestación libre de su amor y obediencia a Dios se le pidió que se abstuviera de una sola cosa: que no comiera del fruto de cierto árbol del huerto.

Ahora bien, no parece que fuera mucho lo que Dios le exigió al hombre. Pero ya había otro personaje allí, en el jardín, con Adán cuando Dios le dio al hombre el cargo de “mayordomo”. Esa persona era una que ya le había hecho conocer a Dios y a todas las huestes angélicas, que él quería usurparle el primer puesto a su Creador, Dios.

El nombre de ese ser era Lucero (posteriormente conocido como Satanás = Adversario) .

Si bien en La Biblia no se relata la historia del origen de este gobernador de las tinieblas que está al frente de las huestes de maldad, sin embargo hay innumerables referencias donde se pone de manifiesto el carácter básicamente maligno de este personaje. Sabemos que originariamente fue bueno, pero cayó debido a su soberbia u orgullo. Muchos autores de literatura cristiana le aplican a Satanás lo que escribió Isaías sobre el rey de Babilonia:

“Y cómo caíste del cielo, ¡ oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: subiré al cielo, en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte, sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. (Isaías 14:12-15).







CAPÍTULO II

LA PRIMERA MENTIRA

Así que allí estaba él, Satanás, en el huerto del Edén; y por medio de sutiles mentiras y de insinuaciones indirectas con respecto a Dios, él convenció a Adán y a Eva de que Dios no estaba cumpliendo sus obligaciones con ellos, al querer que ellos no comieran de ese árbol. Les dijo que Dios no quería compartir su poder con ellos y que, puesto que ese árbol los haría tan sabios como Dios, esa era la razón por la cual les había prohibido que comieran de él.

EL DELITO, LA DEUDA Y LA CONDENA

Cuando Adán y Eva decidieron comer de la fruta prohibida en desafío al mandamiento de Dios, la desobediencia de ellos erigió una barrera entre Dios y el hombre. Entonces se interrumpió la comunión que ellos habían estado manteniendo con el Creador. Por tal motivo, les dijo Dios a nuestros primeros padres, que recibirían la pavorosa consecuencia de muerte espiritual inmediatamente, y de la muerte física en su debido tiempo. Cuando ellos desobedecieron, engañados por Satanás, el mandamiento de Dios y quebrantaron la ley divina, incurrieron en una deuda de pecado para con Dios.

Cuando se quebranta cualquier ley, el que la quebranta incurre en una” deuda con la ley”, y la Justicia demanda que haya una retribución de alguna clase. Fue así como, cuando el hombre quebrantó la ley de Dios, la Justicia de Dios ( que es uno de los rasgos de su carácter), tuvo que demandar del hombre el pago completo por la pena de muerte que lo amenazaba. Este pago era el equivalente a despojar al hombre del libre acceso a la íntima presencia de su amante Creador. Ahora bien, éste fue el dilema (si así se pudiera llamar) que le planteó el hombre a Dios: mientras la justicia de Dios ardía en ira contra el hombre por haber ultrajado éste la santidad divina, el AMOR de Dios igualmente anhelaba encontrar el modo de perdonarlo justamente, y volver a ponerlo en comunión con Él mismo. ¿Pero cómo podría Dios expresar su AMOR, su JUSTICIA y su RECTITUD al hombre, todo al mismo tiempo, y todavía requerir que se pagara la “deuda de pecado” que justamente merecía pagar el pecador?

Introducción - Capítulo I y Capítulo II

INTRODUCCIÓN
Contender significa lidiar, pelear, batallar, o en sentido figurado: disputar, debatir, altercar. Para contender, es necesario que existan dos personas, dos bandos o dos entidades opuestas. A estas dos personas, bandos o entidades que batallan, pelean o disputan se les llama contendientes o contendores.
Muchos y muy variados  pueden  ser los motivos por los cuales se puede entablar una contienda: para defender o conquistar bienes, poder, ideas, posiciones en la escala social, de las finanzas, de la cultura, del clero etc.
Como lo manifiesta el encabezado de nuestro Blog, nosotros vamos a debatir. Disputar y batallar para mantener intacta “la Fe que ha sido una vez dada a los santos”.
¿Contra quién batallamos y batallaremos?: “Contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12), en síntesis: contra Satanás.
Y aquí, aquellos que visitéis este Blog, nos encontraréis tomando el Escudo de la Fe, el Yelmo de la Salvación, y la Espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, dispuestos siempre a dar batalla contra la astucia, el engaño, la mentira  la perversión y el poder de nuestro contendiente: Satanás.  Y la lucha será hasta el final, ¡Hasta que el Señor venga!



CONOCE A TU ENEMIGO
Para poder librar una batalla y conseguir la victoria, es fundamental conocer bien a nuestro enemigo, con qué poder cuenta, cuáles son sus armas, sus huestes y también sus debilidades, Para tal efecto, tomaré prestados algunos párrafos, que paso a transcribir, del libro “La liberación del Planeta Tierra”, del escritor cristiano HAL LINDSEY, quien hace una acertada descripción de cómo Satanás doblegó y esclavizó al hombre desde los principios de la creación; pero también describe cómo fue liberado el hombre de esa esclavitud, y quién fue su liberador.
CAPÍTULO I
EMPEZANDO POR EL PRINCIPIO: En el Libro de Génesis, se nos dice que Dios colocó al hombre en la Tierra y le encomendó la autoridad sobre sí mismo y sobre toda la Creación de Dios. Dios le dijo que fructificara y se multiplicara llenando la Tierra, y que ejerciera dominio sobre todos los seres vivos que se movían sobre la Tierra ( Génesis 1:27-30 y 2:4-25). Imaginemos lo que nos sugiere este primer relato que tenemos de la relación del hombre con Dios: el hombre se hallaba en un bello ambiente y había verdadera comunión y comunicación entre él y Dios; tenía la libertad de hacer todo lo que quisiera en todos los aspectos. Pero para que el hombre diera una manifestación libre de su amor y obediencia a Dios se le pidió que se abstuviera de una sola cosa: que no comiera del fruto de cierto árbol del huerto.
Ahora bien, no parece que fuera mucho lo que Dios le exigió al hombre.  Pero ya había otro personaje allí, en el jardín, con Adán cuando Dios le dio al hombre el cargo de “mayordomo”. Esa persona era una que ya le había hecho conocer a Dios y a todas las huestes angélicas, que él quería usurparle el primer puesto a su Creador, Dios.
El nombre de ese ser era Lucero (posteriormente conocido como Satanás = Adversario) .
Si bien en La Biblia no se relata la historia del origen de este gobernador de las tinieblas que está al frente de las huestes de maldad, sin embargo hay innumerables referencias donde se pone de manifiesto el carácter básicamente maligno de este personaje. Sabemos que originariamente fue bueno, pero cayó debido a su soberbia u orgullo. Muchos autores de literatura cristiana le aplican a Satanás lo que escribió Isaías sobre el rey de Babilonia:
“Y cómo caíste del cielo, ¡ oh Lucero, hijo de la mañana!  Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: subiré al cielo, en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte, sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.  (Isaías 14:12-15).



CAPÍTULO II
LA PRIMERA MENTIRA
Así que allí estaba él, Satanás, en el huerto del Edén;  y por medio de sutiles mentiras y de insinuaciones indirectas con respecto a Dios, él convenció a Adán y a Eva de que Dios no estaba cumpliendo sus obligaciones con ellos, al querer que ellos no comieran de ese árbol. Les dijo que Dios no quería compartir su poder con ellos y que, puesto que ese árbol los haría tan sabios como Dios, esa era la razón por la cual les había prohibido que comieran de él.
EL DELITO, LA DEUDA Y LA CONDENA
Cuando Adán y Eva decidieron comer de la fruta prohibida en desafío al mandamiento de Dios, la desobediencia de ellos erigió una barrera entre Dios y el hombre. Entonces se interrumpió la comunión que ellos habían estado manteniendo con el Creador. Por tal motivo, les dijo Dios a nuestros primeros padres, que recibirían la pavorosa consecuencia de muerte espiritual inmediatamente, y de la muerte física en su debido tiempo. Cuando ellos desobedecieron, engañados por Satanás, el mandamiento de Dios y quebrantaron la ley divina, incurrieron en una deuda de pecado para con Dios.
                                     Cuando se quebranta cualquier ley, el que la quebranta incurre en