Por El Contendor
He pasado más de un mes sin mi computadora, debido a un extraño desperfecto cuya causa no se podía encontrar, (¿algún diablillo cibernético?), luego de mucha oración pidiendo al Señor que, si era su voluntad, me permitiera recuperar mi herramienta de trabajo, finalmente fui escuchado, y se me concedió que mi CPU volviera a la normalidad (gloria a Dios por su misericordia).
Inmediatamente, comencé a recorrer la Web en busca de alguna herejía que estuviera dando vueltas por allí y el Espíritu de Dios me guió hacia una página con apariencia de sana doctrina pero que, al analizar sus contenidos, se comprueba que bajo la apariencia de sana doctrina están camufladas varias doctrinas netamente heréticas como negar que el infierno es un lugar de tormento eterno para las almas de los impíos y para Satanás y sus ángeles caídos.
Otra herejía que ellos enseñan es que el alma no es eterna y que se destruye con la muerte del cuerpo. Abonan con esto, su falaz doctrina de que no existe el tormento eterno ya que, si después de la muerte el alma deja de existir no se le podría aplicar el castigo eterno.
No voy a transcribir el total de la página en cuestión. Si algún lector quisiera investigar más sobre estas herejías, podrá hacerlo visitando la página “Jóvenes Cristianos” (no la recomiendo para cristianos noveles (débiles en la Fe).
Sólo voy a transcribir a continuación los tres puntos finales que, a manera de resumen, aparecen en esa página bajo el título de “PARA REFLEXIONAR”.
PARA REFLEXIONAR
Punto 1: ¿Sería Dios justo si hiciera pagar a la humanidad un castigo eterno por un pecado que solo ha durado un periodo finito de tiempo?¿Pagaría Dios un pecado finito con un castigo de sufrimiento eterno?
Punto 2: La idea de un infierno eterno donde la gente sufrirá eternamente, hace pensar que Dios dará vida eterna a todos, solo que para unos será una vida de sufrimiento, y para otros de tormento. ¿Es realmente esto lo que dice la Biblia?¿Todos, justos y pecadores recibirán vida eterna?
Punto 3: Si Dios hará todas las cosas nuevas y perfectas, como lo fue antes del pecado, ¿Por qué Dios desearía tener en un lugar a todos los pecadores quemándose por siempre?¿No sería más justo acabar con la existencia de ellos, así como acabará con todo signo de pecado en la tierra?
En el primer punto “Para reflexionar” se está introduciendo un razonamiento erróneo al valorar el grado de la ofensa como un “pecado que solo ha durado un período finito de tiempo”. En todo caso no debería usarse como argumento el tiempo de duración del pecado sino la autoridad, el rango, o la majestad de quien ha sido ofendido como así también la magnitud o gravedad de la ofensa.
Primeramente expliquemos que es el pecado: Es todo aquello que no expresa o es contrario a la santa naturaleza de Dios. La Ley (los Mandamientos de Dios) le muestran al hombre su pecaminosidad. Es lo que el hombre debe cumplir para no ofender el Santo Carácter de Dios.
Ahora: No es lo mismo ofender a un ciudadano común que ofender al rey o al presidente de la república. Si bien ambas ofensas pueden configurar un delito, a mayor rango o autoridad del ofendido, mayor es la pena y el rigor que se aplicará al ofensor.
Ofender la infinita y eterna majestad de Dios, conlleva un castigo de la misma magnitud: eterno e infinito. Por tal motivo no hay obra ni conducta que pueda asumir un ser humano, capaz de liberarse del justo y eterno castigo de Dios.
El primer pecado de la raza humana, representada en los albores de la humanidad por Adán y Eva, tuvo dos ingredientes: la desobediencia a la voluntad del Creador, por haber comido del árbol prohibido, y la soberbia por haber creído, (inducidos por Satanás), que al hacerlo podrían ser iguales a Dios. La barrera del pecado interpuesta entre la santidad de Dios y la indignidad del hombre hacía imposible que ningún hombre tuviera el mérito suficiente para pagar con su sacrificio la condena de muerte (espiritual y física) que exigía la perfecta Justicia de Dios para alcanzar Su perdón.
Solamente Jesucristo, Dios manifestado en carne, hombre perfecto y sin mancha de pecado es el único representante del género humano que cumplió los requisitos y cumplió toda la ley reuniendo en Él, todas las exigencias y toda la perfección que demandaba la justicia divina. (Romanos 5:17-19). El sacrificio simbólico del cordero (sin mancha y sin defecto) que los judíos realizaban como exigencia de Dios para el perdón de sus pecados, fue abolido cuando el Señor Jesucristo poniendo su preciosa vida y sangre como pago del pecado de toda la humanidad (1Pedro 1:18-20, una vez y para siempre borró los pecados pasados presentes y futuros de todo aquél que está en Cristo, (2 Corintios 5:17-21).
Resumiendo: La Justicia de Dios es irrecusable. Nadie puede emitir opinión sobre sus juicios y las condenas impuestas por Él.
Cualquier ofensa levantada contra el Dios Altísimo, el Creador que sustenta todo lo que existe, las cosas visibles y las invisibles, el Todopoderoso Dios de Majestad Eterna, no es un pecado “finito” ni aunque dure un “período finito de tiempo”, considerarlo así es un absurdo, ya que para Dios, el tiempo no existe porque Él es ETERNO. Considerar una ofensa contra Dios un pecado “finito” o de “duración finita “es ver las cosas desde el punto de vista de una “cucaracha humana”. ¡Humillémonos delante de nuestro Dios y no pretendamos opinar sobre su soberanía pues esto sería un flagrante pecado de soberbia!
La gravedad de la ofensa contra Dios se pone en evidencia en que sólo el sacrificio del Cordero de Dios, Jesucristo, nos puede salvar del castigo de una eternidad en el infierno.
De no ser así, Jesús no habría tenido que abandonar el trono de Dios en los lugares celestiales, para recibir en Su humanidad el castigo en el fuego eterno que nosotros merecimos.
En el 2º punto se argumenta en contra de la idea de un infierno eterno.
La absurda idea de que para que haya un fuego eterno debe existir algo material que el fuego pueda consumir o arder vuelve a poner en evidencia que la persona que argumenta esto, lo hace desde el punto de vista torpemente humano ya que desconoce el poder del Dios que creó todo de la nada. ¿Por qué Dios no puede con su poder infinito alimentar de la nada un fuego que arda eternamente? Tenemos un ejemplo muy claro y evidente en Éxodo 3: 2-3 donde se nos dice que Moisés vio la “grande visión” de la zarza que ardía en fuego y no se consumía.
Seguramente con la misma necedad se me responderá: ¿alguien ha visto en la actualidad la zarza que arde sin consumirse en el monte Horeb?
El hecho de que ya no exista la zarza encendida den el monte Horeb no significa que se haya consumido por el fuego. Podría haber ardido eternamente sin consumirse, si hubiera sido esa la voluntad de Jehová, pero ningún hombre puede conocer el inescrutable pensamiento de Dios para sacar conclusiones del porqué la zarza que ardía sin consumirse.
Tampoco vale la pregunta ¿por qué el fuego de Sodoma y Gomorra no sigue ardiendo hasta el presente? Respuesta: porque en la Biblia no dice que ese fuego sería eterno, simplemente dice: Génesis 19:24 “Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos;
19:25 y destruyó las ciudades y toda aquella llanura con los moradores de aquellas ciudades y el fruto de la tierra”. Como vemos, en ninguna parte dice que el fuego debería ser eterno en esos lugares.
Algunos (“¿eruditos?”) pretenden demostrar que el alma no es eterna citando Mateo 10:28 “Y no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.
O también lo encontramos en Lucas 12:5 “……….Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed.”
Haremos dos consideraciones sobre estos versículos de Mateo y Lucas: en el primero se emplea la palabra destruir que según el diccionario español tiene dos acepciones: 1) Arruinar, asolar una cosa material. 2) Deshacer, inutilizar una cosa no material.
Mattew Henry, en sus comentarios bíblicos explica: “El alma sufre la muerte [queda inutilizada] cuando es separada de la comunión con Dios, en el que reside la verdadera vida. El infierno es la destrucción del alma y del cuerpo, no porque dejen de existir sino porque dejan de existir para bien”
Separada de Dios, el alma ya no puede comunicarse con su creador que era su función principal, está arruinada, pero no desaparece en la nada. Cuando a una radio que funciona con pilas se le sacan las pilas, deja de funcionar como tal, pero no desaparece, no se evapora en la nada.
En el versículo de Lucas dice “…..después de haber quitado la vida [¿de quién?: del cuerpo], tiene poder de echar en el infierno [¿a quién?: al alma ]. Sabemos que el único que puede hacer tal cosa es Dios.
En Mateo 25: 40-41 y 25:46 el mismo Jesús habla sobre el castigo eterno. Para que haya un castigo eterno, debe haber un sujeto al cual se le aplica dicho castigo. Si el sujeto es consumido por el fuego y desaparece, el castigo es temporal, ya no es eterno.
Es una inclinación muy frecuente de los que (consciente o inconscientemente) tuercen las Sagradas Escrituras, buscar en ellas algún versículo (generalmente sacado de su contexto) y con una interpretación “hecha a medida”, elaboran sobre él toda una doctrina que, por supuesto va a contramano de lo que dice el resto de la Biblia.
Contestando al interrogante que se formula en el 2º punto: ¿todos, justos y pecadores recibirán vida eterna? Lo contesto con Juan 5:28-29 “No os maravilléis de esto; porque vendrá la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo a resurrección de condenación.”
También leemos en Daniel 12:2 “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, otros para vergüenza y confusión PERPETUA.
¿Para qué serían despertados (resucitados) los que hicieron lo malo? Si los que hicieron lo malo fuesen resucitados solamente para recibir el juicio, y la condena fuese el aniquilamiento (desaparición del ser), la vergüenza y la confusión no podrían ser perpetuas.
Además veamos lo que ocurre al final del milenio: Apocalipsis 20: 7-10:
Satanás es soltado de su prisión, y saliendo a engañar a las naciones reúne una enorme cantidad de guerreros (“el nº de los cuales es como la arena del mar”) para rodear la Ciudad Santa y presentar batalla contra los santos pero Dios consume al ejército de Satanás haciendo descender fuego del cielo. Apocalipsis 20:10 “Y el diablo que los engañaba fue lanzado al lago de fuego y azufre donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”.
Pero del ejército de satanás que fue consumido con fuego que descendió del cielo, recordemos que son los que en la tribulación recibieron la marca de la bestia, entonces veamos lo que dice Apocalipsis 14:9-11. …….” Si alguno adora a la bestia y a su imagen y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira, y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre”.
Si después de leer esto, alguien puede dudar que las frases “no tienen reposo de día ni de noche” y “el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos”, si alguien no entiende que estas frases significan tormentos y sufrimientos eternos, lo menos que pueden hacer es no publicar herejías para no confundir y hacer tropezar a los cristianos noveles( leer Marcos 9:42-48), de lo contrario recibirán el justo castigo de Dios en el infierno y allí comprobaran que el sufrimiento es eterno y no como dice la otra muletilla que suelen emplear “castigo de consecuencias eternas”.
Por último en el punto 3º hay dos preguntas que rayan casi con la blasfemia: ¿Por qué Dios desearía tener en un lugar a todos los pecadores quemándose por siempre?. ¿No sería más justo acabar con la existencia de ellos, así como acabará con todo signo de pecado en la tierra?
Yo respondo con otra pregunta: ¿Quién es el hombre para sugerirle a su Creador cuál es el castigo más justo para los pecadores que han rechazado la salvación por gracia? Y También: quién es el hombre para querer escrutar la mente de Dios?