EL CONTENDOR POR LA FE

Dedicatoria:



A la Revista Evangélica homónima que se publicó entre los años 1924 al1993. A sus Directores y Redactores a quienes no conocí personalmente, pero de quienes tomé las banderas, para tratar de seguir con humildad el camino de servir a Dios trazado en la revista durante casi 70 años.



domingo, 24 de febrero de 2013

CON LOS OJOS PUESTOS EN JESÚS



 

Por El Contendor

 

Recorriendo mis archivos,  mi vista se detuvo sobre esta foto. Al ver esa barca solitaria en el medio del mar, alejada de la costa, mi imaginación me llevó a aquella escena  a orillas del Mar de Galilea: los discípulos en la barca, bastante lejos de la orilla y temerosos; el desasosiego se había apoderado de ellos pues la barca era zarandeada por las olas y el Señor había estado en la montaña orando toda la noche, hasta la madrugada.

Dejemos que Mateo nos relate el resto:

Mat 14:25  En la madrugada,* Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago.

Mat 14:26  Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados. --¡Es un fantasma! --gritaron de miedo.

Mat 14:27  Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; Yo Soy, no temáis!

Mat 14:28  --Señor, si eres tú --respondió Pedro--, mándame que vaya a ti sobre el agua.

Mat 14:29  --Ven --dijo Jesús. Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús.
 
 
   Mat 14:30  Pero al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: --¡Señor, sálvame!

   Mat 14:31  En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió: --¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

  Mat 14:32  Cuando subieron a la barca, se calmó el viento.

Mat 14:33  Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo: --Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios

Matthew Henry comenta esta escena:

No es cosa nueva para los discípulos de Cristo toparse con tormentas en el camino del deber, pero, por eso Él se muestra con más gracia a ellos y a favor de ellos. Él puede tomar el camino que le plazca para salvar a su pueblo. Pero hasta las apariencias de liberación ocasionan a veces problemas y perplejidad al pueblo de Dios por los errores que tienen acerca de Cristo. Nada debiera asustar a los que tienen a Cristo junto a ellos y que saben que es suyo; ni la misma muerte.

Pedro caminó sobre el agua, no por diversión ni por jactancia, sino para ir a Jesús, y en eso fue sostenido maravillosamente. Se promete sustento especial, y deben esperarse, pero sólo en las empresas espirituales; tampoco podemos siquiera ir a Jesús a menos que seamos sostenidos por su poder. Cristo le dijo a Pedro que fuera a Él, no sólo para que pudiera andar sobre el agua, y así conocer el poder de su Señor, sino para que conociera su propia debilidad. A menudo el Señor permite que Sus siervos tengan lo que eligen, para humillarlos y probarlos, y para mostrar la grandeza de su poder y su gracia.

Cuando dejamos de mirar a Cristo para mirar la grandeza de las dificultades que se nos oponen, empezamos a desfallecer, pero cuando le invocamos, Él extiende su brazo y nos salva. Cristo es el gran Salvador; quienes serán salvados deben ir a Él y clamar pidiendo salvación; nunca somos llevados a este punto, sino hasta que nos hallamos zozobrando: el sentido de la necesidad nos lleva a Él.

Reprendió a Pedro. Si pudiéramos creer más, sufriríamos menos. La debilidad de la fe y el predominio de nuestras dudas, desagradan a nuestro Señor Jesús, porque no hay buena razón para que los discípulos de Cristo tengan dudas. Aun en un día tempestuoso, Él es para ellos una ayuda muy presente.
Nadie sino el Creador del mundo podía multiplicar los panes, nadie sino su Gobernador podría andar sobre las aguas del mar: los discípulos se rindieron a la evidencia y confesaron su fe. Ellos fueron apropiadamente afectados y adoraron a Cristo. El que va a Dios debe creer; y el que cree en Dios, irá a Él.

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