Por El Contendor
Luego de haber visto y
escuchado varios videos del “pastor” Carlos Annacondia, no se me ha pasado por alto la semejanza que existe entre la
serpiente antigua que en el huerto del Edén engañó a nuestros primeros padres,
Adán y Eva, con este afamado “pastor” Annacondia.
Tanto la serpiente antigua
(Satanás) como Annacondia, son mentirosos y artífices del engaño.
Además, es evidente que
existe entre ambos un trato muy “familiar” que se puede observar en todos los
videos de sus “Cruzadas de Liberación”, Annacondia le habla a Satanás, le ordena: “escúchame Satanás”.
Muchísima gente acude a él
para ser liberados de una supuesta posesión demoníaca; pero seguramente este
falso “ungido” estará en el bando que recibirá la trágica sentencia cuando
enfrenten al Señor y le digan:
Mateo 7:22 Muchos me dirán en
aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre
hicimos muchos milagros?
Mat 7:23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí,
hacedores de maldad.
Referente a este tema de los demonios les
transcribo el presente resumen de la Página
de “Radio difusión América”. Escrito por Rudi Holzhauer
Las manifestaciones demoníacas aparecieron concordando
con el comienzo del movimiento pentecostal y carismático, respectivamente. Esto
no sólo descubre el fondo espiritualista y oculto de este movimiento, sino al
mismo tiempo su carácter abismático. Como consecuencia lógica adicional se
desarrolló prácticamente de manera espontánea la supuesta “necesidad” del
exorcismo y más creyendo, quizás con la mejor intención, tener la prueba de la
legitimidad de lo que hacían en este sector tan dudoso y la autoridad al
presentar sus “experiencias” y sucesos (funestos).
Habrá quedado claro con estas observaciones la
relación que hay entre las manifestaciones místicas, parapsicológicas y
demoníacas.
Conclusión: El exorcismo aparentemente “coronado de
éxito” no es equivalente a la misión bíblica que Dios nos encomienda y por eso
tampoco es una prueba de que está obrando el Espíritu Santo. Los espiritistas,
espiritualistas, animistas, fetichistas, los hechiceros de todos los cultos
religiosos altos y bajos, incluyendo a los yoguis orientales, etc., “dominan” y
practican el exorcismo con “éxito”, a su manera. También se ha dado el caso que
psicólogos ejercitados hayan “logrado exorcizar” aparentemente a espíritus
demoníacos por medio de la hipnosis. Las largas luchas de los expertos místico-cristianos
para echar fuera a los demonios, sólo muestran su falta de autoridad y cabe la
sospecha de que con un trasfondo espiritista colaboran con los espíritus de
manera frívola y juguetona.
Repetimos otra vez: Las enfermedades mentales por
causas orgánicas requieren un tratamiento médico. Aquí también un exorcismo
contribuiría a empeorar el estado del enfermo. Por eso son pocas todas las
advertencias que podamos hacer contra los exorcistas embriagados de autoridad o
solamente impulsados por su buena intención. ¡Mucho cuidado!
De la misma manera como el falso espíritu del
movimiento pentecostal se aprovecha de una cierta disposición o sensibilidad de
la persona como fuerza de contacto favorable para un “bautismo en el Espíritu”,
así se aprovecha el exorcista (consciente o inconscientemente) de la tendencia
hacia lo oculto de su víctima, para llegar a un resultado impresionante y
“convincente”. Forzosamente se origina como consecuencia adicional otra atadura
constante no menos absurda y nada espiritual: La persona exorcizada queda
sujeta al que “imparte la ayuda espiritual con tanta autoridad” y a los
círculos correspondientes. Precisamente los casos que requieren una “ayuda”
constante, son la mejor prueba de que los exorcistas se mueven sobre un terreno
ocultista y no sobre el bíblico, aunque denominen sus actividades
“asesoramiento liberador” o “ayuda espiritual intensiva”.
También quiero señalar que el exorcismo dentro del
ámbito del catolicismo, que no hemos tratado aquí, desde luego hay que
calificarle igualmente de “magia blanca”. La psicología tampoco puede ayudar.
El psicólogo ya mencionado T. K. Oesterreich intenta, siendo un científico no
creyente, explicar psicológicamente ciertos “éxitos” exorcísticos, dando
demasiada importancia a la convicción religiosa, la fuerza psíquica y la
conciencia de protección de los cristianos. A pesar de la abundancia de
material, Oesterreich sigue aferrado a la filosofía de la inmanencia, es decir,
la doctrina que rechaza la existencia de una realidad trascendente como causa
de los fenómenos de ocupación demoníaca, aunque tampoco puede negar del todo la
cuestión de la trascendencia frente a ciertos fenómenos inexplicables.
El que la ayuda espiritual genuina y basada en la
Biblia, que hace comprender al afectado la liberación por medio de JESUCRISTO,
haya degenerado hasta llegar a ser un exorcismo presuntuoso, ha suscitado ya
muchas preguntas y es causa de indignación para la Iglesia. Creo que las causas
hay que buscarlas en el crecimiento vertiginoso de las tendencias ocultistas-carismáticas
y su propagación en las iglesias.
Psiquiatras creyentes y no creyentes coinciden al
comprobar que el porcentaje de personas que padecen de enfermedades nerviosas y
mentales, es muy alto dentro del movimiento pentecostal y carismático,
respectivamente. Como el ingresar en una clínica psiquiátrica es algo poco
agradable, las personas afectadas van primero a probar con un hermano que tenga
“autoridad” para practicar el exorcismo; si el desahogarse con él, la confesión
de pecados, la oración y la renuncia no tienen éxito (porque allí de antemano
la doctrina es errónea), el hermano prueba con “mandarles salir a los demonios
en el nombre de Jesús”. Así se desarrolla una nueva manera de pensar dentro de
la práctica del asesoramiento espiritual. Es extraño que ninguno de los que
actúan de esta manera, ni las víctimas, se dan cuenta que podría tratarse de
una seducción intencionada por los demonios.
El profesor Otto Michel dijo una vez algo muy serio y
verdadero: «Siempre que la Iglesia se ha ocupado excesivamente con los
demonios, ha caído en los brazos abiertos de Satanás».
Esto también es válido en cierto sentido para “la
lucha que Blumhardt sostuvo” por la poseída Gottliebin Dittus, a la que tanto
se remiten los carismáticos y exorcistas. También Blumhardt, al que por lo
demás tributamos un gran respeto, era una persona de contacto espiritual, como
todos los visionarios (oía, veía e interrogaba a los espíritus, más aún,
¡incluso les predicaba!) Después de dos años, por fin, quedó restablecida la
paz en aquella chica poseída. Algunos ven en esto la misericordia de Dios, pero
es más factible que el enemigo simulara una “victoria”, para afianzar para las
generaciones siguientes la creencia en la “necesidad del exorcismo”. Lo que
está claro es que en la Biblia no encontramos ningún ejemplo a seguir que
justifique esta “lucha” o tan solo una fase de ella. Por eso está, con razón,
muy controvertido hasta el día de hoy. (Véase el libro de W. Nitsche:
Dämonische Verstrickung - Biblische Befreiung)
Retengamos esto: Nuestro SEÑOR JESUCRISTO venció
definitivamente a Satanás y sus potencias en el Gólgota. ¡Todo el que quiera
puede hacer suya esta victoria!: “...tomad el escudo de la fe, con que podáis
apagar todos los dardos de fuego del maligno” (Ef. 6:16).
Un demonismo antibíblico, sin embargo fomenta, por la
incredulidad y desobediencia de los hombres (Ef. 2:2), las obras de las
tinieblas que por ahora todavía existen. Con esto se concede derechos y lugar
para extenderse a las tinieblas; de ahí las inquietantes manifestaciones de
poder durante los así llamados exorcismos.
Rechazamos el ocuparse neciamente del demonismo y
proclamamos la VICTORIA DE JESUCRISTO, echando de nosotros todas las
maquinaciones de las tinieblas y poniéndonos sobre el terreno de victoria. El
Gólgota representa una cesura contra el mundo de las tinieblas. Los demonios
respetan la victoria de Jesucristo (Mr. 1:24; Hch. 19:15); ¿por qué, pues,
hemos de pelear con un enemigo ya vencido?
El que se sienta oprimido o atado por una carga ocultista
o carismática, que confiese al SEÑOR su pecado y reniegue de Satanás y todas
sus ataduras (pero nunca hablándole directamente a Satanás); y entregue su vida
de nuevo al SEÑOR JESÚS y se sujete de ahí en adelante a la PALABRA DE DIOS y
permanezca lejos de las influencias carismáticas.
Si a pesar de hacer esto siguiera sufriendo bajo ese
peso, puede buscar el consejo de un creyente maduro, ¡no de un pentecostal,
carismático o exorcista (secreto)!, que le pueda ayudar por medio de la Biblia
a comprender que el SEÑOR ya ha clavado en la cruz el pecado, que ha quitado de
en medio el acta de los decretos que había contra nosotros y que por esta razón
Satanás ya no puede reivindicar nada del hijo de Dios: “...Si Dios es por
nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Ro. 8:31).
Nuestra tarea consiste en sacar de sus ideas
religiosas antibíblicas a los hijos de Dios oprimidos y atemorizados (y
sacarles también de las manos de sus consejeros seducidos por la doctrina
carismática), sujetándoles espiritualmente a Cristo, el Señor, ¡el Único que
puede hacer verdaderamente libre!
El que confía enteramente en la victoria de JESUCRISTO
y le sigue fiel al Señor, quedará y permanecerá libre, sin ninguna clase de
exorcismo.
Por eso damos testimonio de la promesa de salvación en
el Antiguo Testamento por medio del HIJO de Dios dada en Isaías 61:1: “...me ha
enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de
corazón, a publicar libertad a los cautivos...”
Luego, en Lucas 4:21, el mismo Jesús proclama el cumplimiento
de esta promesa: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”.
Sólo tenemos que reclamar y aceptar el consuelo de SU
PALABRA en Colosenses 1:9-14, donde Pablo dice: “...no cesamos de pedir que
seáis llenos del conocimiento de su voluntad, ...creciendo en el conocimiento
de Dios; fortalecidos con todo poder... para toda paciencia y longanimidad con
gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia
de los santos en luz, el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y
trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre,
el perdón de pecados”.
Es a ÉL, y sólo a ÉL, a quien tenemos que aferrarnos
firme e imperturbablemente, hasta que ÉL venga
No hay comentarios:
Publicar un comentario