EL CONTENDOR POR LA FE

Dedicatoria:



A la Revista Evangélica homónima que se publicó entre los años 1924 al1993. A sus Directores y Redactores a quienes no conocí personalmente, pero de quienes tomé las banderas, para tratar de seguir con humildad el camino de servir a Dios trazado en la revista durante casi 70 años.



viernes, 8 de julio de 2011

LA SANA DOCTRINA III - Elías frente a los 850 falsos profetas

Por el pastor J.A. Holowaty

LA MINORÍA Y EL EJEMPLO DE ELÍAS
Nunca los fieles a Dios eran mayoría. En el caso de David y Goliat, por lo visto el único que creía que Dios intervendría y derrotaría a Goliat, eran el joven David.
      En los días del corrupto rey Acab, Elías era considerado como quien, turbaba a Israel, el que perturbaba la paz y la convivencia de la Nación: “Cuando Acab vio a Elías, le dijo: ¿Eres tú el que turbas a Israel?” (1 Reyes 18:17).
      Este no es el mejor y más placentero encuentro entre un profeta de Dios y el rey.
      La respuesta del profeta fue clara y tajante.  No había nada de diplomacia ni rodeos, como diciendo... “bueno, hay que decir la verdad, pero uno debe saber cómo decir esa verdad”.
      Cuando Acab lo acusó de que él era quien turbaba a la nación, al momento Elías respondió: “Yo no he turbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos de Jehová, y siguiendo a los baales”.
      Necesitamos hoy de estos hombres, que digan toda la verdad...
      ¿Por qué no lo hacen?  Porque nada tienen que ver con el verdadero cristianismo y el verdadero evangelio.
      Hoy tenemos a muchos “líderes cristianos” aliados de Acab y su esposa Jezabel.
      Los llamados “ministros del Evangelio y siervos de Dios”, en su mayoría son ministros del engaño y siervos de la apostasía.
      Elías desafía a Acab y le solicita congregar a todo Israel y a los 450 profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de Asera, quienes eran subvencionados por los fondos del Estado: “Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monte Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel” (1 Reyes 18:19).
      Aquí tenemos a 850 profetas falsos en contra de un profeta de Dios, llamado Elías.
      Vamos ahora al Monte Carmelo donde veremos una gran multitud, para demostrar públicamente cuál es el verdadero Dios y quién tenía la razón.  Si los justos eran los 850 o si lo era el único profeta de Dios, Elías (1 Reyes 18).
      ¿Con qué nos encontramos en el Carmelo?
      Un cuadro tragicómico.  Cómico porque un pueblo que conocía llegó a aceptar un desafío que a todas luces estaba destinado a perder.
      Trágico porque en ese encuentro fueron degollados nada menos que 850 profetas falsos en el mismo lugar donde se descubrió su engaño.

ARREGLO PARA VER QUIÉN VA PRIMERO
      Elías propone que los falsos profetas invoquen primero a sus dioses, porque ellos eran mayoría: “Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo.  Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios.  Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho.  Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escogeos un buey, y preparadlo vosotros primero, pues que sois los más; e invocad el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo” (1 Reyes 18:23-25).
      La condición era que los falsos escogieran el mejor buey...
      Luego el profeta de Dios escogería el que quedaba...
      Estaba completamente prohibido colocar fuego, porque éste debía provenir de Dios.
      Los testigos era el pueblo allí presente, y dice... “Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho”.
      Comenzó el clamor de los falsos profetas, quienes gritaban y danzaban alrededor del sacrificio en el altar que prepararon para sus dioses.
      Gritaban en voz alta, rezaban... “¡Baal, respóndenos!”
      Esta era una oración ecuménica, porque estaban todos los falsos cristianos, pero el ausente en esta... “vigilia de oración” era Elías.
      Creo que Elías, mirando todo eso y escuchando el griterío, y a los sacerdotes falsos saltando, tal vez tomados de las manos alrededor de su altar, por un lado les tuvo lástima y por el otro, le pareció tan absurdo clamar a un dios inexistente para que enviara fuego y quemara el sacrificio.
      Es fácil imaginar la escena: Los sacerdotes danzando y clamando, los presentes aplaudiendo y levantando las manos, dando gritos y llamando ¡Baal, Baal!, aplaudiendo y dando saltos, mezclado todo esto con la “carcajada sagrada” y reprendiendo a espíritus que pudieran interferir en la respuesta.

LLEGÓ EL MEDIODÍA Y BAAL NO LES HACÍA CASO... (vs. 26, 27)…
                                      “Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos!  Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho.  Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle” (vs. 26, 27).
   Elías comenzó a burlarse de ellos:
 “Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle.  Y ellos clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos” (vs. 27, 28).
      ¡Cuánto fervor en la oración!
      ¡Cuán numerosa la asistencia  a esta reunión de oración!
      ¡Cuán conmovedor este encuentro!  Pero no hubo respuesta.  Completo silencio.
      Si todo hubiese terminado aquí, la gente diría... “Elías, el llanero solitario no tuvo concurrencia.  Nosotros éramos como un mar de gente y con 850 reverendos.  Pero Elías estaba completamente solo…”  Así son los bíblicos fundamentales...no se dan cuenta de que están quedando solos... se creen los únicos que tienen la razón...
      Dirían... Nosotros sí que tenemos el espíritu, tenemos un gran entusiasmo, acudimos al lugar que se nos invite y allí estamos todos... la unión hace la fuerza.
      El viejo Elías por lo visto no se da cuenta de que estos son otros tiempos…ya no estamos en los días cuando Israel salió de Egipto y caminó 40 años por el desierto hasta llegar a Canaán.
      No tenemos que ser tan exclusivos.  Es tiempo de ser más y más inclusivos, a fin de confraternizar con los seguidores de Baal Asera...

AHORA ELÍAS TIENE SU TURNO  (1 Reyes 18:30-40)…
                                                 “Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí.  Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado.  Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo, Israel será tu nombre, edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano.  Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña.  Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña.  Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez, 35 de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja.  Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.  Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.  Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja.  Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!  Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que no escape ninguno.  Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló” (1 Reyes 18:30-40).
Elías invita al pueblo... “acercaos a mí”.  Sin duda para que verificaran que no haría ningún truco. 
Tomó doce piedras y edificó un sencillo altar…
Hizo una zanja alrededor, del tamaño como para que cupieran 16 litros de semillas. 
Preparó la leña, cortó el buey en pedazos y lo puso sobre la leña…
Luego mandó a algunos diciendo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña.  Esto lo mandó hacer hasta tres veces. 
      El agua corría alrededor “y también se había llenado de agua la zanja”.

LLEGÓ LA HORA DE OFRECER EL SACRIFICIO (1 Reyes 18:36, 37)…
                                             “Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.  Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos” (1 Reyes 18:36, 37).
La oración de Elías difiere mucho de la de los 850 falsos profetas… 
En primer lugar, él era uno solo.
En segundo lugar, él no trató de “despertarle a Dios”… 
En tercer lugar era una oración intercesora… “Sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel (no Baal ni Asera), y que yo soy tu siervo (no los 850), y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas”.
Hasta aquí, la oración de Elías era más horizontal que vertical.  Sabía que Dios respondería, pero deseaba que ese pueblo (no los falsos profetas) supieran cuál era el verdadero Dios. 
El versículo 37 es su oración y consta de sólo 25 palabras... (v.37)...
                           “Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos” (v.37).

¿CUÁL FUE EL RESULTADO RESPECTIVAMENTE?  (vs. 38-40)
      En la oración de Elías, ocurrieron dos cosas:
1.   El fuego cayó del cielo, “consumió el holocausto, la leña, las piedras, el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja”.
2.   En segundo lugar, todo el pueblo reconoció al Dios verdadero, y gritaron...
      “¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!”
      Aquí tenemos una verdadera conversión...
      ¿Qué pasó con los profetas falsos?
      “Y los llevó Elías, al arroyo de Cisón, y allí los degolló”
      Aquí tenemos la presencia de la religión falsa, profetas falsos, dioses falsos, doctrinas falsas, guías falsos, oraciones falsas y el resultado es muerte masiva de los mismos líderes, que eran los culpables de la apostasía de aquellos días.

¿QUÉ TENÍA ELÍAS QUE NOSOTROS NO TENEMOS? ¡Nada..!  (Santiago 5:17, 18)...
                            “Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.  Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto” (Santiago 5:17, 18).
      Lo que llama la atención es que Elías era igual que nosotros (el caso de la sequía por tres años y seis meses se registra en 1 Reyes 17.

¿QUÉ APRENDEMOS DE TODO ESTO?
Tanto en la Nación de Israel como en la Iglesia ahora, son muchos los fieles a Dios, pero no son líderes.  Elías creía que él era el único que quedaba permaneciendo fiel a Dios, pero Dios le dijo que sus registros (los de Dios) indicaban otra cosa: “Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.  Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron” (1 Reyes 19:14, 18).
       Pablo, escribiendo a los Romanos destaca el caso de Elías y cómo Dios siempre tuvo un remanente en Israel que le era fiel: “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo?  En ninguna manera.  Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín.  No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció.  ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura, cómo invoca a Dios contra Israel, diciendo: Señor, a tus profetas han dado muerte, y tus altares han derribado; y sólo yo he quedado, y procuran matarme?  Pero ¿qué le dice la divina respuesta? Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal.  Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia” (Romanos 11:1-5).
Aprendemos también que en medio de la apostasía, la fe de los Verdaderos hombres de Dios se fortalece. 
Nos enseña que si de números se trata, los falsos líderes superan muy lejos a los que son fíeles a las enseñanzas bíblicas.
Aprendemos también que el fin de unos y otros es muy diferente.  No es lo mismo presenciar el poder de Dios y darle gloria por ser él, el verdadero Dios, que ser degollados masivamente...
Aprendemos también que los falsos maestros y líderes están bien organizados, tienen mucho entusiasmo  y tienen a muchos seguidores.  En contraste, los hombres como Elías son muy pocos y muchas veces se sienten desalentados, deseosos de partir y estar con Cristo.
Aprendemos también que, para evitar que la insignificante minoría de quienes desean permanecer fieles sea debidamente instruida en la sana doctrina bíblica.
      Los... “Elías” de hoy deben insistir en la sana doctrina…
      Son varias las doctrinas fundamentales que los cristianos deben conocer y es deber de los pastores y todos cuantos están al frente de una congregación, inmunizarlos contra los ataques de los daños teológicos que sufrirían sin esa enseñanza.
 Aprendemos también que el Señor NO necesita de muchos para hacer mucho. Que si no son muchos los que oran, no importa tanto.  Lo que importa es que los... “dos o tres reunidos en Su nombre”, sean fieles a Sus enseñanzas.

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