EL CONTENDOR POR LA FE

Dedicatoria:



A la Revista Evangélica homónima que se publicó entre los años 1924 al1993. A sus Directores y Redactores a quienes no conocí personalmente, pero de quienes tomé las banderas, para tratar de seguir con humildad el camino de servir a Dios trazado en la revista durante casi 70 años.



viernes, 19 de abril de 2013

LA AVARICIA Y LA CODICIA


Parte I

Por El Contendor

 

Definiciones: según el diccionario de la Real Academia

AVARICIA: Afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas.

CODICIA: 1. f. Afán excesivo de riquezas.

2. f. Deseo vehemente de algunas cosas buenas.

CODICIAR: Desear con ansia las riquezas u otras cosas.

Es interesante analizar estas definiciones pues desde el punto de vista literal adquieren un significado, pero desde el punto de vista de la teología moral el significado puede derivar en otras conclusiones.

Sabemos que la codicia es una actitud condenada por el décimo mandamiento de la Ley. Transcribiré un párrafo del comentario bíblico “Mundo Hispánico”:

El décimo mandamiento prohíbe codiciar todo lo que pertenece al prójimo. El propósito de este mandamiento es el de ir más allá de la acción humana. El mandamiento prohíbe los deseos del corazón, la fuente interior de los problemas que se manifiestan en la sociedad.

 Tanto la avaricia como la codicia tienen un ingrediente común: el AMOR  al dinero; el otro ingrediente es la disconformidad con lo que poseemos.

La Palabra de Dios es muy clara y precisa respecto de este tema:

 

1Timoteo 6:8  Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.

1Ti 6:9  Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;

1Ti 6:10  porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

Vemos que la 2ª acepción de la palabra “codicia” dice que es el deseo vehemente de algunas cosas “buenas”. Pero el término “buenas” es totalmente ambiguo puesto que lo que el común de la gente se considera bueno, para Dios puede resultar todo lo opuesto.

No es malo desear tener una vivienda propia, un buen vestido, un buen calzado, un automóvil, etc. si sabemos que con el fruto de un trabajo honesto lo podemos obtener. Desde el punto de vista material estas serían algunas cosas buenas. Y de esta forma yo no llamaría codicia a esta actitud.

Pero si el deseo de poseer esas buenas cosas sobrepasa  nuestras posibilidades económicas de adquirirlas con nuestro trabajo honrado, entonces el deseo vehemente de poseerlas se transforma en codicia. Pero veamos  cómo puede evolucionar la codicia porque esta evolución está en función del tiempo y la cantidad de riquezas acumuladas con un gradiente siempre creciente; pues un codicioso nunca se conformará con lo que tiene. Y mucho menos se conformará si pierde algo de lo acumulado.

Si alguien tiene las “cosas buenas” que nombramos más arriba pero no satisfecho con esto piensa: “cómo me gustaría tener 3 o 4 propiedades para alquilarlas y con el usufructo colocarlo en una mesa de dinero a un interés lo más alto posible, que me reportará más beneficios y así en lugar de un auto podría llegar a tener 3 y hasta podría comprar 2 trajes o vestidos para cada día de la semana y una buena colección de calzados,  podría adquirir tierras y arrendarlas con lo cual se acrecentarían aún más mis ganancias, etc. etc. etc.”

Pero cuantas más riquezas va acumulando el codicioso, su corazón se va endureciendo más y más. No tendrá el más mínimo escrúpulo en ejecutar un préstamo hipotecario dejando al propietario de la vivienda en la calle, ni cobrar intereses usurarios por sus préstamos. ¡Ay de quien caiga en sus redes y no pueda devolver lo prestado!

En la misma forma que aumentaron sus riquezas aumentaron las víctimas que fueron despojadas por el codicioso, pero su duro corazón ya está insensible a cualquier miseria humana; y si alguna vez tuvo algún temor de Dios ¡ya habrá desechado todo temor y también a Dios!  “Dice el necio en su corazón no hay Dios”.(Salmo 14:1)

Superados estos escrúpulos, el codicioso enriquecido no dudará en mentir, estafar, sobornar y hasta mandar a “suprimir” a todo aquello o aquellos que se interpongan en el camino de su codicia.

El Señor no deja de advertirnos una y otra vez sobre la codicia y la avaricia:

 

Lucas 12:15  Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.

Lucas 12:16  También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho.

Luc 12:17  Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos?

Luc 12:18  Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes;

Luc 12:19  y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate.

Luc 12:20  Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?

Luc 12:21  Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.

Lucas 12:33  Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye.

Luc 12:34  Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

 

 

La biblia, nos dice que todas las riquezas y bienes del mundo pertenecen  a Jehová.

 

Salmo 24:1  De Jehová es la tierra y su plenitud;

El mundo, y los que en él habitan.

 

Hageo 2:8  Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.

 

Esto queda ratificado cuando leemos Isa_60:5-7, Isa_60:11, Isa_60:17.  Todas las naciones vendrán con sus riquezas para el servicio del Señor.

Esto ocurrirá durante el milenio, cuando el Señor gobierne rigiendo con “vara de hierro a las naciones” (Apocalipsis 19:15-16)

 

Isa 60:5  Entonces verás, y resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto a ti la multitud del mar, y las riquezas de las naciones hayan venido a ti.

Isa 60:6  Multitud de camellos te cubrirá; dromedarios de Madián y de Efa; vendrán todos los de Sabá; traerán oro e incienso, y publicarán alabanzas de Jehová.

Isa 60:11  Tus puertas estarán de continuo abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones, y conducidos a ti sus reyes.

Isa 60:17  En vez de bronce traeré oro, y por hierro plata, y por madera bronce, y en lugar de piedras hierro; y pondré paz por tu tributo, y justicia por tus opresores.

 

Deuteronomio 8:11  Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy;

Deu 8:12  no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites,

Deu 8:13  y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente;

Deu 8:14  y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios…….

Deu 8:17  y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza.

 
Pero a pesar de todas estas afirmaciones y advertencias sobre las riquezas, el avaro y el codicioso muy difícilmente se volverán de su camino. Pero con todas sus riquezas acumuladas lo que sí podemos asegurar que ellos tienen compradas sus permanencias en el infierno por toda la eternidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario