EL CONTENDOR POR LA FE

Dedicatoria:



A la Revista Evangélica homónima que se publicó entre los años 1924 al1993. A sus Directores y Redactores a quienes no conocí personalmente, pero de quienes tomé las banderas, para tratar de seguir con humildad el camino de servir a Dios trazado en la revista durante casi 70 años.



miércoles, 9 de marzo de 2011

EL NUEVO EVANGELIO TRANSCULTURAL ( II )

EL NUEVO EVANGELIO TRANSCULTURAL  ( II )
Por el Pastor J.A. Holowaty
(Publicado en el año 2003)

(viene del post (I)
El Ecumenismo
Lo primero que advertimos es una pasión desbordante por la unidad. El tema del ecumenismo que prevalece en forma asombrosa en este siglo es: "¡El evangelio será más poderoso y los ideales bíblicos más penetrantes, si dejamos a un lado las distinciones doctrinales y reunimos a todos los que pronuncian el nombre de Cristo en un gran coro de testimonio al mundo!"
Mientras que muchos creyentes hoy desean ardientemente la unidad, las generaciones anteriores de pensadores cristianos preferían seguir la precisión doctrinal. Martín Lutero, por ejemplo, hacía una distinción firme entre la justicia impartida, que denunciaba como herética, y la justicia imputada. Esta justicia impartida es supuestamente provista por Cristo, pero sólo se obtiene a través de los sacramentos administrados por la iglesia católica romana. Pablo, sin embargo habló en su epístola a los romanos de una justicia imputada, la misma justicia de Cristo aplicada divinamente al pecador en el instante de su conversión. Esta justicia imputada es la que permite que el pecador, desde el momento en que es salvo en adelante, permanezca legalmente impecable ante el Dios santo y justo. "Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree. Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas. Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). Mas ¿qué dice?
Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación" (Ro. 10:3-10).
Este tipo de precisión teológica deliberada fue la esencia del pensamiento de la reforma. Sin embargo, muchos hoy cuestionan la legitimidad de hacer esta clase de distinciones. De hecho, no ha surgido ningún concepto más pernicioso que el que dice que la causa de Cristo se ve mutilada cuando los hombres son demasiado apasionados acerca de la verdad de la Palabra de Dios y que la verdad revelada nunca debe ser un impedimento para la unidad.
Es cierto que muchos han predicado frecuentemente un separatismo basado en normas inventadas por ellos mismos, pero este celo mal enfocado no minimiza la obligación del creyente: "Compra la verdad, y no la vendas..." (Pr. 23:23). No es bíblico descuidar la verdad a cambio de una unidad superficial con aquellos que abrazan una doctrina diferente. Así como no hay ninguna excusa para arriesgar la unidad a menos que se justifique por las claras normas y verdades de la Palabra de Dios, tampoco hay justificación para insistir en la supuesta unidad a expensas de lo que enseñan claramente las Escrituras.

El ataque de Satanás no había sido nunca antes más certero, que ahora cuando lo está usando para separar a los creyentes de su confianza en la autoridad y la suficiencia de las Escrituras. El diablo y sus huestes demoníacas evidentemente están trabajando horas extras para convencer a los cristianos de que sólo se puede dar testimonio de labios respecto a la autoridad de la Palabra de Dios, pero que ninguna persona moderna y racional puede vivir de acuerdo con ella. Es por eso que los líderes "cristianos" hoy, están bien ocupados, especialmente porque es un tiempo en el que se están uniendo a la iglesia, personas con trasfondos culturales muy diferentes entre sí, a las cuales, según ellos, "sería absurdo tratar de cambiar en forma tan radical".
Si bien hay muchas estrategias diabólicas que están trabajando con ese objetivo, el precursor del mayor mal parece ser el concepto de que la Biblia sólo significa lo que uno piensa que significa. Por lo tanto, el cristiano debe entresacar lo que parece ser el significado de la Palabra escrita y luego reconstruir el mensaje según su propio programa. Estos nuevos maestros en teología argumentan, que como esas personas de diferente trasfondo cultural traen su propio marco de referencia, sus anhelos y sus costumbres, sólo ellos deben determinar el significado del mensaje, y que no se le debe imponer la Palabra escrita al pie de la letra.

En consecuencia, ningún mensaje puede significar algo en forma cierta. La comunicación objetiva es imposible, la verdad objetiva, imaginaria. Por lo tanto, la Biblia está terminando por convertirse en una degeneración de lo que cada individuo le gustaría que fuera.
¡Evidentemente los distribuidores de esta filosofía creen que no se aplica a ellos porque están afirmando que es imposible explicar algo! El significado de las Escrituras es determinado, independientemente de si lo entienden totalmente o no. Pero Dios sí sabe cómo decir lo que significa y sabe qué es lo que dice.

Toda persona que manipule el mensaje de la Biblia según su gusto particular, en vez de aceptar lo que ha hablado el Dios soberano, tendrá que responder ante el Señor.
Es por esta razón que un buen estudiante de la Biblia ora y le pide al Espíritu que lo ilumine y le ayude a pensar con los pensamientos de Dios, antes que los propios. Trabaja para entender la cultura desde la cual surgió el mensaje de las Escrituras y los idiomas en que se escribió la Biblia originalmente. Lucha por estudiar la Biblia como un todo, para que la propia Escritura pueda corregirlo cuando su comprensión de un pasaje dado sea incorrecta.

Esta nueva forma de pensamiento ha invadido el mundo cristiano, sugiere la idea de que un pasaje de la Escritura puede tener más de un significado, uno para usted y otro completamente diferente para mí, uno para una cultura y otro para otra, un significado para una generación anterior y otro para una generación posterior. "Después de todo", dicen estos nuevos teólogos, "cada creyente debe determinar su significado". No, no es así. Esta teoría está llena de errores. Por cierto, hay algo de verdad en la frase trillada de que, "un significado puede tener varias aplicaciones", pero cada aplicación debe surgir legítimamente del significado fijo del pasaje.
 Lo primero que debemos preguntarnos es: ¿Qué quiso decir el autor original cuando, por inspiración del Espíritu de Dios, le escribió a la iglesia primitiva? ¿Por qué usó esas palabras específicas y esas construcciones gramaticales? De esto trata la interpretación gramatical e histórica. Aplicar estos principios protegerá al cristiano de infundirle a un texto el significado que más le guste. Si los creyentes fracasan en sujetarse firmemente a este principio básico de la interpretación bíblica, serán engañados fácilmente.

(Continúa en post (III) )

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