Por El Contendor
Seguramente el licenciado en psicología Bernardo Stamateas no puede o no quiere separar su licenciatura en teología de la psicología.
Seguramente el licenciado en psicología Bernardo Stamateas no puede o no quiere separar su licenciatura en teología de la psicología.
Pero aparentemente no entiende (o no
quiere entender) que la psicología no siempre es compatible con el evangelio de
Jesucristo.
Definición de Psicología: Parte de la
filosofía que trata del alma, sus facultades y operaciones. Todo
aquello que atañe al espíritu. Ciencia que estudia los procesos
mentales en personas y en animales.
La Psicología es una elaboración de la mente del ser
humano y por lo tanto todo lo escrito sobre esta ciencia proviene del hombre, de
las experiencias humanas, del mundo, y está contaminada por el pecado.
En contraposición, el Evangelio no proviene de la
mente humana sino de la Mente de Dios, fue escrito por hombres pero inspirados
por el Espíritu Santo y es la pura Palabra de Dios sin contaminación de pecado.
En consecuencia, por los distintos orígenes de la
psicología y el Evangelio, por la génesis de cada uno, podemos afirmar que son
incompatibles. Ambas disciplinas, la psicología y el Evangelio, tratan sobre el
alma, sobre el espíritu humano pero el enfoque, el punto de vista, es
totalmente diferente: la psicología contempla el alma del hombre desde su
propio punto de vista; su trascendencia está limitada por la extensión de su
propia existencia física.
El Evangelio en cambio, trata con el alma del
hombre pero desde el punto de vista de Dios, su Creador. En el principio fuimos
creados para vivir eternamente pero a causa de la desobediencia a Dios, consumada
por la primera pareja humana, fue decretada la muerte física de todo ser humano
pero el alma sigue anhelando aún su condición eterna. Y esto es así pues vemos
que a lo largo de toda la historia del hombre, siempre existieron buscadores de
la eterna juventud, de la prolongación indefinida de la existencia física.
Vencer a la muerte siempre ha sido la máxima aspiración del intelecto humano.
Para el no creyente el comportamiento de un
individuo, sus acciones, buenas o malas medidas con la vara de la justicia y
las leyes humanas, reportan el elogio de la sociedad o el castigo. Pero al fin
de su existencia física, no hay premio ni castigo que vaya más allá del hoyo de
su tumba, porque aún las buenas acciones o las malas registradas en la memoria
de la humanidad, con el paso de los siglos, se van desdibujando, se van
alterando, los historiadores las van deformando y por fin con el transcurso del
tiempo, nadie puede asegurar si tal o cual personaje fue un héroe o un bandido.
Si Ud. lee las biografías de Nerón escritas por
distintos historiadores, comprobará que algunos lo consideran como un buen
gobernante, querido por el pueblo, otros lo consideran en cambio como un
personaje despiadado y malvado.
Algo parecido ocurre con Poncio Pilato y muchos
otros personajes notorios de la historia humana.
Pero Dios nos mide con otra vara. Ningún hecho,
ninguna acción pública o privada que pongamos por obra, pasará inadvertida a
sus ojos. Todo queda registrado en la memoria de Él, ni el paso los siglos
pueden borrar, desdibujar o alterar cada cosa que hayamos hecho en esta vida
terrenal al final de la cual recibiremos el galardón o el castigo eterno:
Apo 20:12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.
Apo 20:15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
Apo 20:12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.
Apo 20:15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
2Co 5:11 Conociendo, pues,
el temor del Señor, persuadimos a
los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y espero que también lo sea a vuestras
conciencias.
El evangelio nos enseña que el alma trasciende la
existencia física del hombre, y lo que hagamos durante nuestra existencia
terrenal conlleva sus consecuencias en
el plano espiritual y afecta el destino futuro de nuestra alma pero también de
nuestro cuerpo, porque con la muerte nos separamos de nuestro cuerpo en forma
transitoria. Pero el ser humano fue diseñado por Dios como una unidad
espíritu-alma-cuerpo.
1Ts.5: 23 “Y
el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser: espíritu,
alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro
Señor Jesucristo”.
Para el psicólogo el hombre tiene dentro de sí
mismo las condiciones para superar cualquier trance o dificultad que pueda
presentarse durante su existencia, y esa enseñanza es impartida a aquél que recurre
a él buscando la solución a sus problemas y conflictos. Desarrollar la
autoestima, la valoración de sí mismo, soñar con “grandes cosas” verlas como
teniendo la certeza de que ya están concretadas, etc.
En cambio el cristiano que ha recibido
el Espíritu de Dios por el nuevo nacimiento, no necesita del psicólogo pues
ahora depende en todo de Cristo. Ya no necesita consejos ni instrucciones de un
hombre porque es autosuficiente en
Cristo; La autoestima, la valoración de
sí mismo no son más que recursos similares a los que empleaba aquél fariseo que nos narra el Evangelio:
Luc 18:10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno
era fariseo, y el otro publicano.
Luc 18:11 El fariseo,
puesto en pie, oraba consigo
mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros
hombres, ladrones, injustos,
adúlteros, ni aun como este
publicano;
Luc 18:12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
Luc 18:13 Mas el publicano, estando lejos, no
quería ni aun alzar los ojos al cielo,
sino que se golpeaba el pecho,
diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
Luc 18:14 Os digo que éste [el publicano] descendió a
su casa justificado antes que el otro [el fariseo ]; porque
cualquiera que se enaltece, será
humillado; y el que se humilla será
enaltecido.
En cambio, el cristiano nacido de nuevo, se humilla ante
Dios, se reconoce pecador, y pone su confianza en Él rogando que su misericordia le sea favorable.
La psicología jamás podrá ofrecernos
la paz que nos da nuestro Señor Jesucristo:
Jua 14:27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Luego de reconocernos delante de Dios como pecadores
convictos y confesos y poner nuestra Fe en Cristo como único medio para ser
salvos, el E.S. comienza nuestra obra en nosotros, y el resultado final de la obra del Espíritu
Santo en nuestras vidas es una paz profunda y duradera. A diferencia de la paz
del mundo (la que pretende inculcarnos el psicólogo), cuya definición suele ser
ausencia de conflicto, esta paz, la paz
de Cristo, es una confiada seguridad en cualquier circunstancia; con la paz de
Cristo, no tenemos por qué temer al presente ni al futuro. Si su vida está
cargada de tensión, permita que el Espíritu Santo lo llene de la paz de Cristo,
y no deje que el psicólogo llene su cabeza con consejos de hombre. Si Ud. es un
verdadero creyente tiene en Jesucristo su mejor consejero, búsquelo en la
Biblia, allí encontramos todo lo necesario para concretar nuestros anhelos de
vida eterna, porque Él es el camino, la Verdad y la Vida.
Pido disculpas a los psicólogos porque, por mi culpa, quizás vean
mermar su clientela, pero sean bienvenidos los que se alejan de ellos para
acercarse a Cristo.
¡Ahh!... y vaya una advertencia: huir de los “pastores” que
mezclan las enseñanzas bíblicas con doctrinas humanas. Cuidado con los que
incitan a sus “feligreses” a obtener experiencias extraordinarias, generalmente
son predicadores hiperactivos que hablan a los gritos, cuentan chistes, reclaman
aplausos, recorren el proscenio con pasos nerviosos, algunos corren, otros
saltan, interactúan con su público con frases como “repitan conmigo” etc.
Pero les voy a transcribir parte de una publicación de Jack
Fleming donde se trata este tema de los “pastores” que manipulan las emociones
de sus seguidores para producir toda clase de engaños y falsos milagros.
Dice Jack Fleming:
Todos
los seres humanos, sean creyentes o inconversos, tienen la capacidad de ser
estimulados por emociones que lo pueden hacer reír o llorar, amar u odiar.
Inclusive ser arrastrados hasta un estado de histeria, mayormente si esta
motivación se hace en forma colectiva.
Esto es lo que vemos a diario a través de la
pantalla del televisor, donde nos muestran imágenes de personas cuyas almas son
estimuladas hasta la histeria, algunas con convulsiones, agitaciones y
completamente enajenadas, hasta caer al suelo en estado de inconciencia.
Esta
clase de histeria colectiva se observa en las ceremonias pagana-religiosas en
África y otros lugares del mundo, en eventos deportivos, conciertos Rock, y en
muchas reuniones de los carismáticos. Estas orgías emocionales afectan a todos
aquellos que asisten a esos eventos masivos, con los cuales se encuentran
fuertemente comprometidos por un fanatismo ideológico que los une.
Los
organizadores de esta clase de actividades masivas, se esfuerzan por lograr la
mayor exacerbación emocional en su concurrencia, para ello recurren a toda
clase de elementos y recursos disponibles para obtener sus propósitos, dentro
de los cuales siempre estará la música con su estridencia al mayor número de
decibeles que sus sofisticados equipos estéreos se lo permitan. También habrá conductores encargados de
hacerles saltar, gritar y aplaudir como parte del show que irá en ebullición
hasta lograr ese frenesí colectivo que planificaron.
En este punto, su público estará a merced de ellos y podrán manipularlos
hasta hacerles perder la conciencia, provocando ataques de risas o llantos
según lo deseen. Por este motivo vemos que todas esas reuniones públicas que he
señalado, tienen un mismo común denominador, hasta el grado en que resulta muy difícil diferenciarlas con una sola
mira rápida en el televisor.
Esta clase de personas que son controladas por las emociones que están
radicadas en el alma, jamás podrá lograr un cambio en sus vidas. Incluso ocurre con los que asisten a las
reuniones de una iglesia y participan de los mismos estímulos externos. Allí
podrán recibir “un espíritu de carcajada”, como literalmente lo llaman; o un
“espíritu de llanto” o “embriagarse en el espíritu”, hasta caer en un estado
enajenador, pero eso nunca cambiará sus
vidas.
Personalmente
he conocido hombres y mujeres que me han dicho que: “el Domingo estuve en una
reunión tan hermosa, que me emborraché en el espíritu”. Y que gozaron con las
maravillas de Dios. Pero el Lunes ya estaban nuevamente con sus vidas de
costumbre, inclusive hablando las mismas groserías de siempre. Por este motivo,
cuando el próximo Domingo vuelven a hacer el llamado de quien quiere recibir al
Señor, ellos vuelven a pasar adelante. Y así están siempre “salvándose” todos
los Domingos.
Toda
esta manipulación emocional que se hace,
tiene influencia únicamente sobre los inconversos, debido a que sus vidas están
controladas por el “YO”, que como decía, corresponde al estado del alma,
donde están asentadas las emociones de todos los seres humanos.
Entonces
¿qué es el espíritu? El espíritu es la
parte más interior de nuestro ser, con la cual podemos comunicarnos con Dios y
a la cual Él se dirige cuando desea relacionarse con nosotros. Corresponde en
la figura del tabernáculo, al lugar santísimo.
El ser más Santo que pisó la tierra, el Señor Jesucristo, nunca se
comunicó con el Padre por medio de la música, saltos, gritos, aplausos, lenguas
ni ninguno de los elementos tan recurrentes en muchas iglesias de nuestros
días. Él pasaba quietamente noches enteras en comunión con su Padre.
Aquellos
que son movidos por la carne dicen: “Eso es aburrido, esas son iglesias
muertas, allí no está el Espíritu”. Porque no saben reconocer la diferencia
entre espíritu y alma. Nunca han gustado de una comunión a través del espíritu
con el Señor, sin las influencias de las emociones.
También
justifican su desorden y griterío (aunque Dios es Dios de orden) diciendo:
“Hemos de danzar, porque David danzó”. A éstos debemos decirle lo mismo que les
dijo el Señor: “Erráis porque desconocéis las Escrituras”.
En el
Antiguo Testamento no estaba el Espíritu Santo sobre la tierra para guiarles y
expresar su adoración, como sucede hoy en el tiempo de la iglesia. Ahora
adoramos en espíritu y en verdad a través del Espíritu Santo, pero antes del
descenso de Él, se expresaban físicamente por medio de ceremonias y
manifestaciones corporales, porque esa era la única forma que tenían para
expresarse.
Es imposible pedirle a una persona que se exprese por medio del Espíritu
Santo, si es que no lo posee,
como era el caso de las personas del Antiguo Testamento y de aquellos que en el
día de hoy aún no son templos del
Espíritu Santo y Éste no mora en ellos. Por lo tanto deben recurrir a las
expresiones físicas.
Una
persona que se mueve emocionalmente hasta perder el control de su voluntad, no
es debido a que está dominada por el Espíritu, sino por el alma. Porque el
fruto del Espíritu (Gál.5: 22) es justamente lo contrario a ese desorden
frenético.
Dice
Dios que el Espíritu se manifiesta por medio de la paz, el control, dominio
propio, templanza. Lo cual es justamente lo contrario a lo que vemos en esas
reuniones de embriagues emocional, las que se asemejan más a una reunión de los
Baales.
Cuando
los 450 profetas de Baal (1 Ry. 18) estuvieron toda la noche saltando y
gritando frenéticamente, Elías se burlaba de ellos y les decía (vr.27) “gritad
en alta voz, porque dios es...tal vez duerme, y hay que despertarle”.
También
en Éxodo 32 la Biblia nos relata para nuestra enseñanza lo que sucedió cuando
“el ungido del Señor”, Aarón, el sumo sacerdote del pueblo de Israel cedió ante
las presiones del pueblo y les hizo un becerro de oro para que lo adoraran en
una fiesta pagana, la cual seguía asegurando (vr. 5) que “mañana será fiesta
para Jehová”.
Esto
es lo terrible que muchos líderes religiosos continúan haciendo; corrompen al
pueblo, pero aún sostienen que es “fiesta para el Señor”. Y ¿en qué consistía
esa fiesta pagana? Trajeron toda clase de instrumentos musicales y comenzaron a
danzar dando alaridos; tal es así, que Josué lo confundió con alaridos de pelea
(vr.17).
Juzgue Ud., escudriñe la Palabra de Dios y obedezca
al Señor. Deje de seguir a hombres y de gritar irracionalmente amén por
cualquier cosa que los hombres le digan. Decídase por Cristo y dígale amén
solamente al Señor y a lo que él dice en Su Palabra: “Salid de en medio de
ellos, pueblo mío”.
Que esta pequeña meditación
sobre lo que realmente significa que todo nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo
sea plenamente santificado, sirva de bendición para todos aquellos que son
guiados por el Espíritu, porque esa es la promesa divina, que el Espíritu Santo
nos guiará a toda verdad. Amén.
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