Por El Contendor
No es la primera vez, ni será la última, si Dios así me lo permite, que deba citar en esta página la profética exhortación del apóstol Pablo a Timoteo, su amado hijo en la Fe:
2Ti 4:1 Te encarezco delante de Dios y del Señor
Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su
reino,
2Ti 4:2 que prediques
la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende,
exhorta con toda paciencia y doctrina.
2Ti 4:3 Porque vendrá
tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír,
se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
2Ti
4:4 y apartarán de la verdad el oído y se
volverán a las fábulas.
2Ti 4:5
Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de
evangelista, cumple tu ministerio.
Si bien, en
aquellos comienzos del cristianismo, el apóstol Pablo vislumbraba que la
apostasía se estaba insinuando en algunas de las Iglesias que él había
establecido como fruto de sus viajes misioneros, Pablo en 2Timoteo 4:3-4 está
profetizando sobre la situación de las iglesias cristianas de estos últimos
tiempos.
APÓSTOLES Y PROFETAS
1Juan 4:1 Amados,
no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque
muchos falsos profetas han salido por el
mundo.
Conocemos el
origen se ciertas sectas que se denominan “iglesias” y que han llegado hasta
nuestros días; estas “iglesias” reúnen gran cantidad de almas, millones de
personas han sido ganadas por las muchas mentiras que en ellas se “predican”.
Los fundadores de estas
“iglesias” han sido personas megalómanas, que se asumieron a sí mismas
como designadas por Dios para cumplir una gran misión o proclamar al mundo
nuevas revelaciones. Suelen expresarse,
delante de sus congregados, con las
frases “Dios me dijo…”, Dios me ha revelado…” “Dios nos da una visión..” “Yo te
profetizo……”, “[Dios] pones tus palabras en mis labios”, etc. etc.
Los que
utilizan estas frases son los que se asumen como “profetas”, “ungidos por
Dios”, colocándose en una posición se superioridad respecto de sus oyentes quienes,
por falta de conocimiento (Oseas 4:6)
de la Palabra de Dios, aceptan las “revelaciones” de sus líderes, quienes
raramente abren sus Biblias y cuando lo hacen es para adaptar algún pasaje bíblico a sus espurias doctrinas
En el comentario de “La Biblia
del Diario Vivir” leemos:
(Oseas 4:6)
Dios acusó a los líderes religiosos de no dejar que el pueblo lo
conociera. Se
esperaba que fueran líderes espirituales, pero se volvieron líderes de las
malas acciones. El pueblo pudo haber dicho: "No debe ser malo si los
sacerdotes lo hacen". El liderazgo espiritual es una responsabilidad muy
grande. Ya sea que usted enseñe en la Escuela Dominical, trabaje en la oficina
de la iglesia, o guíe un estudio bíblico, no tome a la ligera sus
responsabilidades. Sea un maestro que
guíe siempre hacia Dios.
Se presentan
ellos mismos como apóstoles y/o profetas. Pero estas personas ignoran (o
quieren ignorar) que el libro del Apocalipsis cierra el canon de las Sagradas
Escrituras y es un libro eminentemente profético y fue escrito por el apóstol
Juan, el más joven de los 12 apóstoles y el último en morir.
Dice el
historiador Orígenes refiriéndose a Juan como Apóstol, Evangelista y Profeta:
Juan, el hijo de Zebedeo, dice en su Apocalipsis[...]
[...]Una vez más, en su descripción del Logos de Dios en el Apocalipsis, el Apóstol
y Evangelista (y el Apocalipsis le da también el título de profeta) dijo que
vio la Palabra de Dios en el cielo abierto[...] [...] ¿Qué vamos a decir de
él, que se apoyó en el pecho de Jesús, a saber, Juan, que dejó un Evangelio,
a pesar de confesar que él podría hacer tantos que el mundo no los contendría?
Pero también escribió el Apocalipsis [...].
Orígenes, «Comentario sobre el Evangelio de Juan
Como se deduce de las
consideraciones anteriores, con la
muerte de Juan desaparece el último de los apóstoles elegidos por el mismo
Señor Jesucristo, y también el último de los profetas que recibió la Revelación
de Dios que nos dejó plasmada en el Apocalipsis. Con él se completó todo
aquello que Dios quiso revelar al hombre; desde el fin del libro de Apocalipsis en adelante NADIE, salvo que sea un mentiroso y embaucador,
puede emplear las frases
“Dios me dijo…”, Dios me ha revelado…” “Dios nos da una visión..” “Yo te
profetizo……”, “[Dios] pones tus palabras en mis labios”, etc. etc
Como bien lo
expresa el pastor Miguel Rosell en su
escrito “Los verdaderos, los falsos profetas y las falsas coberturas
apostólicas”:
“”Seguidamente
leemos en Efesios 4: 11 que Cristo: <<…constituyó a unos, apóstoles, a
otros, profetas…>>. En
el contexto correcto, estos profetas
mencionados, son los que Cristo, que es el Verbo de Dios, usó para trasmitir el
Logos a Su pueblo, es decir, la Palabra escrita.
Entonces, podemos entender que los
apóstoles y profetas citados por Pablo en este pasaje son los mismos que cita
en Efesios 2: 20. Por lo tanto, son
oficios que concluyeron, porque esas personas ya no están entre nosotros, ya
que no existe una “sucesión apostólica”, aunque su legado, por llamarlo
así, que es la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento) lo tenemos en nuestras
manos.””
Las
“iglesias” que, a continuación, vamos a investigar tienen, todas, la
peculiaridad de haber sido fundadas por personas que, según sus propias convicciones, habrían recibido nuevas revelaciones
directamente de Dios.
Este origen
espurio invalida toda aspiración de pertenecer a la verdadera Iglesia de la
cual Jesucristo es la “principal piedra de ángulo” (Efesios 2:20).
Sus
desviaciones de la verdad van desde las más groseras herejías hasta el más
sutil engaño.
Veamos de
dónde provienen algunas de estas “iglesias” que
han perdurado en el tiempo hasta nuestros días:
Iglesia de Jesucristo de los Santos de
los Últimos Días
Conocida popular y erróneamente como Iglesia Mormona,
es una congregación religiosa cristiana restaurada a través de José Smith
(hijo) en el estado de Nueva York, EE.UU., en el año 1830.
Hacia el año 1820, en la localidad de Palmyra, unos 80
kilómetros al norte de la ciudad de Nueva York, Joseph Smith relata que
después de haber leído la Biblia recibió una
primera visión celestial de Dios Padre y Jesucristo, que él describe en éstos
términos:
“Vi una columna de
luz, más brillante que el sol, directamente arriba de mi cabeza; y esta luz
gradualmente descendió hasta descansar sobre mí [...] Al reposar sobre mí la
luz, vi en el aire arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no
admiten descripción. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo,
señalando al otro: Éste es mi Hijo
Amado: ¡Escúchalo!"
El 21 de
septiembre de 1823,[] Smith
tuvo otra revelación: un ángel (llamado Moroni) le indicaría que en una
colina, muy cerca de Palmyra, se encontraban enterrados unos manuscritos en planchas de
oro, cuyo contenido sería un compendio de profetas que
vivieron en la América antigua. Joseph Smith traduciría al inglés los escritos
con ayuda de unas piedras de vidente Urim y Tumim. El
producto de esa traducción es el Libro de Mormón que constituye el texto
canónico de la religión, además de
la Biblia.
Con lo dicho
hasta aquí, el hecho de haber agregado UN LIBRO MÁS al canon de las Sagradas
Escrituras, ya califica a esta “iglesia de Jesucristo de los santos de los
últimos días” como ANATEMA.
Lo dice y lo
reafirma el apóstol Pablo:
Gálatas 1:8 Mas si aún
nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare
otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
Gál 1:9 Como antes hemos dicho, también ahora lo
repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea
anatema.
Actualmente hay 15 millones de almas que a causa de las enseñanzas
heréticas de esta “iglesia” han sido alejadas de la salvación que se encuentra
solamente en Jesucristo.
Sus “misioneros” suelen recorrer las casas de puerta en puerta predicando el error.
Si usted es un creyente nacido
de nuevo, con sólidas bases bíblicas, y
recibe la visita de estos misioneros
no los eluda ni los rechace, no olvide que son almas en peligro de condenación
eterna. Invítelos a que lean en sus
Biblias Gálatas 1:8-9 y predíqueles el verdadero Evangelio de Jesucristo,
recuerde Judas 1:3; tal vez esta actitud ayude a que ellos conozcan la verdad y
quieran ir a los pies de Cristo y comiencen a predicar la verdad en lugar de la
herejía.
Continúa
en 2ª Parte
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