Por El contendor
El nacimiento de
Nuestro Señor Jesucristo señala el punto de partida de la Era Cristiana. Este magno suceso fue profetizado por el
profeta Isaías (Isaías 7:14). Leemos en la página del “Ministerio de
Apologética e Investigación Cristiana” (MIAPIC):
Isaías
7:14 nos da una profecía del nombre de Jesús: “Por tanto, el Señor mismo os
dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su
nombre Emanuel.” Si vamos a Mateo 1:21, leemos: “Y dará a luz un hijo, y
llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” (Ver
también Mateo 1:25; Lucas 1:31; 2:21). ¿Es esto una contradicción? No. No lo
es.
Con
frecuencia, en los tiempos antiguos, los nombres eran dados como
representaciones de las esperanzas y sueños de los padres o aun, se reconocía
en estos la asistencia divina…………………………………………….
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Así que
los nombres en Hebreo son más descriptivos que en Griego. En Hebreo siempre se
refieren al carácter, al propósito, etc., de aquel a quien se nombra.
Cuando
vamos a Isaías 7:14, encontramos una profecía acerca del Mesías declarando que
Su nombre sería Emanuel, que
literalmente significa “Dios con nosotros.”
Esto es
significativo ya que Jesús es Dios en carne:
Juan
1:1, 14: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era
Dios…14Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su
gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
Colosenses
2:9: “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,”
Según los historiadores y estudiosos Jesús nació entre los años 746 y 750 de la era
romana (que se cuenta desde la fundación de Roma), cuando hacía 31 años que
Augusto César gobernaba Roma, y Herodes era rey de Judea.
No hay muchos más datos en las Sagradas Escrituras sobre el
nacimiento de Jesús, ni día ni hora más que la descripción que encontramos en :
Luc 2:6 Y aconteció que estando ellos allí, se
cumplieron los días de su alumbramiento.
Luc 2:7 Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo
envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para
ellos en el mesón.
Luc 2:8 Había pastores en la misma región, que
velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño.
Luc 2:9 Y he aquí, se les presentó un ángel del
Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor.
Luc 2:10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he
aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo:
Luc 2:11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David,
un Salvador, que es CRISTO el Señor.
Luc 2:12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño
envuelto en pañales, acostado en un pesebre.
Luc 2:13 Y repentinamente apareció con el ángel una
multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían:
Luc 2:14 ¡Gloria
a Dios en las alturas,
Y en la tierra paz, buena
voluntad para con los hombres!
Luc 2:15 Sucedió que cuando los ángeles se fueron de
ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta
Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado.
Luc 2:16 Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a
María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
Luc 2:17 Y al verlo, dieron a conocer lo que se les
había dicho acerca del niño.
Luc 2:18 Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo
que los pastores les decían.
Luc 2:19 Pero María guardaba todas estas cosas,
meditándolas en su corazón.
¿Qué importa el día, la hora y el año exactos?,
llamemos a este tiempo “Época de Navidad”. Los que hemos nacido de nuevo en
Cristo lo tenemos a Él cuando recibimos al Espíritu Santo, desde el mismo
momento, tal como nos dice Pablo en Romanos
10;9 “ que si confesares con tu boca
que Jesús es el Señor, y creyeres en tu
corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.”
Rogamos a Dios que en estos Tiempos de Navidad,
muchos de los que aún no conocen a Cristo, entiendan el mensaje de Romanos 10:9
y puedan celebrar la Navidad elevando desde
lo más profundo del corazón, al Autor de nuestra salvación, la misma alabanza
que cantaron los ángeles:
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