Por El Contendor
Desde
el punto de vista de mi fundamentalismo bíblico recalcitrante, no puedo
entender cómo ciertas personalidades del cristianismo evangélico, de muy bien
ganado prestigio como defensores de la Sana Doctrina, y acérrimos luchadores
contra la apostasía que está destruyendo en estos tiempos a la verdadera
Iglesia de Cristo, repito, no puedo entender cómo prefieren caminar sobre la
cuerda floja del pentecostalismo en lugar de transitar el camino firme del
Evangelio alejado de toda clase de “experiencias”
esotéricas.
Usted
me entiende a lo que me refiero cuando uso la expresión “caminar sobre la
cuerda floja”. El que camina sobre una cuerda floja está en permanente riesgo
de perder el equilibrio y caer.
El
pentecostal, más moderado camina por el
borde, por la frontera de la Sana Doctrina.
Un
creyente que se congrega con los hermanos libres o con los bautistas, puede
caminar junto con un pentecostal sin diferencias doctrinales hasta llegar a
tocar el tema del “bautismo por el Espíritu Santo” y la restauración de los
dones. Allí se separan los caminos y el pentecostal se cae de la cuerda floja.
Y
más profunda es su caída cuanto más se entrega a su afán de obtener toda clase
de experiencias espirituales que lo lleva
a estados de desórdenes emocionales manifestados en comportamientos histéricos:
Parlotear en lenguas extrañas, caídas de espalda, revolcones, risa desenfrenada etc.
Los
pentecostales toman todas estas cosas como evidencias de haber sido bautizados
en el Espíritu Santo y más aún, muchos de sus líderes se consideran ungidos con
el poder “de lo alto” para producir milagros, sanaciones y fenómenos por el
estilo.
Estos
son los que han caído de la cuerda floja a lo más profundo de la degradación
del “cristianismo”. (Valgan las comillas porque éstos ya no tienen nada que ver
con Cristo).
En
este último escalón hacia abajo del neo-pentecostalismo encontramos a la nefasta G12.
Un
conocido predicador, el señor Antonio Bolainez , dice en referencia a la secta
G12:
<<En Inglaterra, parece que la batalla se perdió. A excepción de los hermanos brasileños, que se mantienen fieles, las iglesias hispanas, casi en su totalidad, han sido arrastrados por el G12, o por los falsos apóstoles procedentes de Guatemala, que ya contaminaron a la mayoría de las iglesias chicas.
En estos momentos no encontramos
una sola que podamos recomendar. Nos están escribiendo hermanos preciosos de
Londres, suplicando que les recomendemos alguna iglesia; lamentablemente no
conocemos en estos momentos alguna que todavía quede sana.
En el valle de Río Grande, Texas,
donde vivo, es impresionante la cantidad de pastores pequeños que han sido
arrastrados por estos apóstatas.
Un periodista de Televisa México,
compartía extraoficialmente que cuando vino el falso apóstol Carlos Luna, los
pastores "se arrastraban por el suelo, queriendo lamer los zapatos de este
falso apóstol".
Desde la llegada de este gran
apóstata de Guatemala, el Valle ha sido invadido por blasfemos, como Rony
Chávez, el que hace fraude, haciéndole creer a la gente que convierte el agua
en vino.
El gran apóstata de San Antonio,
Carlos Ortiz, "se ganó un diez", logrando que la iglesia más grande
Brownsville, Texas, cayera ante las prácticas de Baal.>>
Acá legamos al punto en que deberíamos
dejar en claro que la mayoría (si no todas)
de estas iglesias a las que se refiere Antonio Bolainez pertenecen
al pentecostalismo.
En esto reside la diferencia: las
iglesias pentecostales al poner su énfasis en las “experiencias espirituales”, los
milagros y las sanidades, más que en el
conocer y hacer la Palabra de Dios, son mucho más susceptibles de caer de la
cuerda floja hacia el lado de sectas como la G12 y otras del mismo estilo que
practican ritos manifiestamente paganos y muchos rayanos con el satanismo.
Otras iglesias como las bautistas, o
las de los hermanos libres, caminan por un camino más firme y más alejado del
borde del precipicio. Son iglesias donde se enfatiza el estudio profundo de La
Palabra, para conocer más profundamente al Señor y cuál es Su voluntad y así
amarlo por sobre todas las cosas, entregándole
totalmente el control de nuestras vidas. En eso consiste la LLENURA DEL
ESPÍRITU SANTO.
Esto está muy lejos de las absurdas esperas, ayunos
y oraciones por las que los pentecostales pretenden recibir el bautismo del E.
Santo y su “llenura” y con esto, recibir el “poder desde lo alto” para hablar
en lenguas, realizar sanaciones y otros
milagros. Como ya lo he dicho y
repetido muchísimas veces, es tiempo de andar por Fe y no por vista.
El pastor Miguel Rosell Carrillo, a
quién he citado varias veces en mis escritos como un ejemplar defensor de la
Sana Doctrina y un firme luchador contra la apostasía de estos últimos tiempos,
pastorea la Iglesia Centro Rey que, según tengo entendido pertenece a la
denominación pentecostal.
Esto me ha sorprendido pues nunca había
leído nada del pastor Rosell que
revelara su afinidad con el pentecostalismo.
Sólo el Señor Jesucristo será el juez
que evaluará la obra de cada creyente y en mi modesta opinión el pastor Miguel
Rosell es un gran siervo del Señor que será bien galardonado.
Pero, en tanto, no puedo dejar de
hacerle una pregunta:
Si
tanto usted como yo somos salvos y somos hijos de Dios, pregunto:
¿Cuál es el beneficio o
diferencia en predicar el Evangelio y servir al Señor desde un púlpito (forma
figurada) bautista, o de los hnos. libres o de hacerlo desde un púlpito
pentecostal?
La
historia del movimiento pentecostal nos relata que el mismo se inició con la
predicación evangelística de William Seymour, en el llamado “avivamiento de la
calle Azusa y un poco más tarde, la señora Aimee Mc. Pherson funda la iglesia
del evangelio cuadrangular, hace algo
más de cien años. Esto nos dice que su aparición es muy reciente comparada con
las otras iglesias evangélicas surgidas después de La Reforma, pero hoy encontramos
que el pentecostalismo se ha extendido rápidamente por todo el planeta y cuenta
con un enorme número (millones) de adeptos.
¿Dónde
está el secreto de su éxito; qué es lo que ofrece el pentecostalismo para que
tanta gente lo prefiera por sobre otras congregaciones evangélicas?
El pentecostalismo ofrece señales (Mateo 12:38).
Las señales convencen; aun los que se
resisten a creer, terminan creyendo ante una señal o ante un “milagro”.
Por ejemplo, el hablar lenguas extrañas
es una señal muy apreciada por los pentecostales y, en algunas iglesias, se
toma como evidencia de haber recibido el “bautismo del Espíritu Santo”.
Si los milagros y las señales son el
“imán”, el “campo magnético” que atrae y mantiene “cautivo” al pueblo
pentecostal, esto implica que los milagros y señales que están atestiguados en
La Biblia no son suficientes para que ellos crean lo que allí se dice.
De ser así, convalida mi opinión de que
están en la cuerda floja, en cualquier momento se caen de ella o más bien se
caen de La Biblia y pasan a ser iguales a los escribas y fariseos de Mateo
12:38; la “generación mala y adúltera que demanda señal”.
Tengo también una pregunta, con todo el
respeto, para el Dr. Bolainez:
¿Por qué motivo las iglesias
pentecostales están siendo arrastradas por el
G12 en lugar de ser “arrastradas” por
las iglesias bautistas, o de los hnos. libres o cualquier otra denominación no
pentecostal?
Me permitiré ensayar una respuesta que puede ser, o
quizás no, la adecuada.
Pero, en todo caso, dejo planteada la pregunta para que
alguien me dé una respuesta más apropiada:
Dios ha querido revelarse al hombre mediante Su Palabra y
por Sus hechos:
A) Mediante su palabra:
Hebreos 1:1 Dios, habiendo hablado muchas veces y
de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
( 1:2 ) en estos
postreros días nos ha hablado por el Hijo…….
Su
testimonio escrito nos ha llegado a través de las Sagradas Escrituras hasta
estos días actuales. Nos dice el Apóstol Pedro:
2Pe 1:19 Tenemos
también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos
como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y
el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;
2Pe 1:20 entendiendo primero esto, que ninguna
profecía de la Escritura es de interpretación privada,
2Pe 1:21 porque nunca la profecía fue traída por
voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados
por el Espíritu Santo.
B) Por sus hechos:
Salmo 19:1 Los cielos cuentan la gloria de Dios,
Y el
firmamento anuncia la obra de sus manos.
No necesitamos más que mirar las maravillas del Universo,
desde la estrella más remota hasta la partícula más pequeña del átomo, para
admirar la perfección de sus leyes y la sabiduría infinita de su Diseñador.
Lo dicho en (A) y (B) nos lleva a la forma natural,
verdadera y correcta de conocer y amar a Dios.
Pero el Adversario conoce bien las inclinaciones y
debilidades del corazón humano y que todo lo esotérico cautiva el interés del
hombre.
Desde los albores de la humanidad hasta la era actual, el
hombre siempre ha sido proclive al ocultismo. Los magos, adivinos y hechiceros
han abundado en todas las épocas y en todas las civilizaciones.
<<(Según Wikipedia) El historiador británico Nicholas Goodrick-Clarke nos refiere que el ocultismo tiene sus bases en una forma religiosa de
pensar, cuyas raíces se remontan a la Antigüedad y pueden ser descritas como la
tradición esotérica de Occidente. Sus principales ingredientes pueden
identificarse como el gnosticismo, los tratados herméticos sobre alquimia y magia, el neoplatonismo y la Kabbalah; todos ellos originarios del área del Mediterráneo oriental durante los
primeros siglos AD.>>
Esta inclinación del hombre hacia lo oculto, lo
sobrenatural, lo esotérico, lo milagroso, lo prodigioso, hace que los credos
que cultiven estas prácticas atrapen a las multitudes y las arrastren a la gran trampa que Satanás preparó para
estos últimos tiempos: las señales y prodigios del Anticristo.
Desechando la forma natural y sencilla de acercarse,
creer y amar a Dios que describimos en (A) y (B), la feligresía pentecostal se
siente cómoda y a gusto en sus cultos donde un predicador enérgico y exultante,
entre “¡aleluya!” y “¡gloria a Dios!” genera un ambiente donde los concurrentes
esperan recibir dones o el “bautismo del Espíritu Santo”.
Seguramente un pentecostal invitado a un culto de una Iglesia
Bautista lo encontraría insulso y falto de carisma. Pero, en cambio, estaría
mucho más a gusto asistiendo a alguna de los encuentros de Carlos (Cash) Luna,
Claudio Freidzon o Guillermo Maldonado, porque ellos ofrecen los prodigios y
señales que el pentecostal necesita para creer o mantener su fe.
En resumen: por todo lo dicho hasta aquí, el
pentecostalismo, hasta el más moderado, corre el riesgo de adentrarse más aún
en sus prácticas paranormales en vez de alejarse de ellas.
Esta es la explicación que yo encuentro a la devastación
de las iglesias pentecostales atacadas por el movimiento G12 que tanto lamenta
el Dr. Bolainez.
Y esto confirma el significado de mi frase inicial de que “el pentecostalismo camina sobre la
cuerda floja”. Para evitar caerse de ella lo mejor es dejar de pedir señales y
prodigios y andar solo por Fe creyendo, amando y haciendo la Palabra de Dios y alabándole
en toda su grandeza pues “Los cielos cuentan la gloria de
Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.”
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