EL CONTENDOR POR LA FE

Dedicatoria:



A la Revista Evangélica homónima que se publicó entre los años 1924 al1993. A sus Directores y Redactores a quienes no conocí personalmente, pero de quienes tomé las banderas, para tratar de seguir con humildad el camino de servir a Dios trazado en la revista durante casi 70 años.



miércoles, 9 de abril de 2014

LA SALVACIÓN: NI CALVINO NI ARMINIO


Por El Contendor

 

Estos dos personajes, Juan Calvino y Jacobo Arminio,  han aportado cientos de años de polémicas, controversias, discusiones, exilios, ejecuciones, etc. entre sus respectivos seguidores.

Lo peor de esta controversia es que sólo han servido al interés del Adversario que, como padre de la mentira y más que experto en el engaño, ha utilizado ambas doctrinas, Calvinismo y Arminianismo, para hacer dudar y vacilar al cristiano creyente y alterar la paz de espíritu que recibió del mismo Jesucristo, y al cristiano nominal (aún no nacido de nuevo) alejarlo definitivamente de la salvación. Pero sobre el tema del Calvinismo ya he publicado el viernes 8 de junio de 2012 una nota dividida en 2 partes dejando en claro mi posición al respecto.

Con referencia al tema de la salvación, pienso que sería oportuno publicar un párrafo de un escrito tomado de la página de “Radiodifusión América” donde el pastor José Holowaty expone sobre el tema.

 

<<¿CUÁN SEGURA ES NUESTRA SALVACIÓN?

 ¿Qué pasa con los creyentes que se acercan a Cristo en fe genuina y son justificados delante de Dios, pero con el paso del tiempo apagan el Espíritu Santo al pecar, “pierden su primer amor” y terminan sin producir frutos?  No caminan por fe, no hacen la voluntad de Dios y finalmente hasta terminan por regresar al antiguo estilo de vida que vivían antes de conocer a Cristo. 

sencillamente, no son santificados, no son partícipes de la vida en Cristo, y por lo tanto no son vencedores.
¿Y qué pasa con esos creyentes?  ¿En dónde encajan?  ¿Son salvos o no?  ¿Y dónde estarán en el Reino Milenial?

Ha habido un debate de siglos respecto a tales cristianos y su salvación.  Por un lado, algunos dicen, que para comenzar, sus vidas en pecado son indicación de que nunca fueron salvos.  En otras palabras, debido a que fallaron en esto, quiere decir que nunca tuvieron el Espíritu de Dios en sus corazones.  No fueron salvos.  Consecuentemente, no participarán en el Milenio.  Teológicamente esto es parte del Calvinismo.
También están esos otros creyentes que insisten que estos cristianos reincidentes en el pecado, verdaderamente fueron salvos en algún momento, pero que al negar a Cristo con sus acciones, perdieron su salvación, y una vez más no pueden ser parte del Reino Milenial.  Teológicamente, esto es parte del Arminianismo.

Sin embargo, en este breve artículo, me gustaría presentar un tercer punto de vista, el cual a mi juicio es una forma muy provocativa de examinar estas cosas.  Uno que pensamos que realmente resuelve el problema de ambos lados de este argumento.  Esto podríamos llamarlo el «Punto de vista del Vencedor».

Según el punto de vista del vencedor, si somos genuinamente justificados en algún momento de nuestras vidas, pero finalmente hacemos mal y nos apartamos de Dios, Él terminará disciplinándonos porque nos ama, tal como afirma en Apocalipsis 3:19: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete”.  Pero en el fin, nos salvará y en su amor nos llevará de regreso a su redil.  ¡Ese es su carácter, su forma y su amor!

Creemos que la salvación, sin tener en cuenta las buenas obras que hagamos o las que dejemos de hacer, es eterna, irrevocable e indestructible.  No puede ser alterada bajo ninguna circunstancia.  Todos los pecados de los cristianos: pasados, presentes y futuros, están bajo la sangre de Cristo.  La santificación es algo adicional.
La pregunta que surge es: ¿Qué pasará entonces con estos cristianos reincidentes, carnales, nominales, durante el Milenio?  ¿Es que hay consecuencias por su estilo de vida infiel?  ¡Seguro que será así!

Si no aprendemos a caminar con Dios aquí en la tierra, corremos el riesgo de poner en peligro nuestro lugar y posición en el reino venidero.  Seremos parte del rapto, pero no seremos parte del gobierno milenial.  Sé que a los calvinistas y los arminianistas no les gusta esto.  Pero en lugar de argumentar acerca de la predestinación necesitamos exhortarnos unos a otros, sin argumentar en cosas que al final no producen ninguna justicia. 

Prestemos atención a las palabras de Pablo: “Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles.  Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra” (2 Ti. 2:20, 21).

Otra pregunta que surge es: ¿En dónde nos encontraremos durante el Reino Milenial?  ¿Estaremos regocijándonos en compañerismo unos con otros en la presencia del Rey de reyes, o estaremos en algún otro lugar separado, experimentando profundo arrepentimiento y remordimiento al recordar todas las oportunidades que perdimos?

Hablando de la gracia y justicia de Dios, Salmos 89:14 dice: “Justicia y juicio son el cimiento de tu trono; misericordia y verdad van delante de tu rostro”.  Sin embargo, no por el hecho de que estamos eternamente seguros tenemos licencia para pecar: “Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado” (Ro. 11:22).
Por consiguiente, la justificación no es todo lo que importa, sino que debemos aspirar a algo más.  Todos vamos a regresar a la tierra por mil años en una forma u otra.  ¡Y lo que haremos en el futuro reino tendrá que ver con lo que hemos hecho aquí!  Y no será lo mismo para cada creyente.  Alguien está observando y tomando notas detalladas.  El profeta nos dice en Malaquías 3:16 que hay un “libro de memoria”.>>

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