Por El Contendor
Revisemos un
poco la historia de David para entender mejor sus motivaciones y su relación
con Dios:
David era el
menor de los ocho hijos de Isaí de la tribu de Judá. Como era costumbre en
aquella época, el menor era el más postergado de sus hermanos y al que se le
daban las tareas pastoriles. Sus hermanos mayores (tres de ellos) eran soldados
del rey Saúl.
19 Y Saúl y ellos y
todos los de Israel estaban en el valle de Ela, peleando contra los filisteos.
A veces un ejército evadía una batalla muy costosa al
enfrentar a su guerrero más fuerte, contra el guerrero más fuerte de su
enemigo. Esto evitaba un gran derramamiento de sangre, porque el ganador de la
pelea era considerado el ganador de la batalla.
Goliat, de 2.70 m de alto, ridiculizaba a los soldados
israelitas, y parecía invencible ante ellos. Saúl, el más alto de los
israelitas, pudo haber estado preocupado porque él era obviamente el rival más
adecuado para Goliat. A los ojos de Dios, sin embargo, Goliat no era diferente
de los demás.
1Sa 17:32 Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de
ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo.
1Sa 17:33 Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra
aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de
guerra desde su juventud.
1Sa 17:34 David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor
de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún
cordero de la manada,
1Sa 17:35 salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de
su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo
hería y lo mataba.
1Sa 17:36 Fuese
león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como
uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente.
1Sa 17:37 Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del
oso, Él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a
David: Vé, y Jehová esté contigo.
Como se infiere de estos pasajes bíblicos, desde sus
tiempos de pastor de ovejas, David, nos revela su carácter “temerario” al
luchar contra los leones y los osos en defensa de sus ovejas. Pero nótese que
he puesto la palabra temerario entre comillas, pues su definición se aplica a
alguien que es “excesivamente imprudente” al enfrentar peligros.
Pero David no era, de ningún modo, imprudente pues él
depositaba su confianza total en Jehová.
Seguramente en la mente de David resonaban vívidamente
las palabras con las que Dios alentó a
su antepasado Josué:
Josué
1:5 Nadie te podrá hacer frente en todos los días
de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te
desampararé
Cuando Samuel le anuncio al rey Saúl que, por su pecado de
desobediencia, Dios lo iba a reemplazar, le dijo:
1Samuel
13:14 Más ahora tu reino no será duradero. Jehová
se ha buscado un varón conforme a su
corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo,
por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó.
Ese varón
conforme al corazón de Dios, era David.
En toda su trayectoria desde que era pastor del rebaño de
su padre hasta que, por voluntad de su Padre Celestial, le tocó a David
apacentar al reino de Israel durante 40 años, Jehová estuvo siempre a su lado,
y por el poder de Dios, doblegó a sus enemigos extendiendo su reino sobre un
vasto territorio.
Pero David también cometió pecados y muy graves; pero
supo reconocerlos, confesarlos ante Dios, arrepentirse, clamar por misericordia
y aceptar con humildad el merecido y justo castigo de Jehová.
Cuanto más grandes eran las dificultades y los peligros
que debía enfrentar David, más se acercaba a Dios y más se ponía en Sus manos;
la gran cantidad de salmos que escribió, así lo expresan:
Sal 28:6 Bendito sea Jehová,
Que oyó la voz de mis ruegos.
Sal 28:7 Jehová es mi fortaleza y mi escudo;
En él
confió mi corazón, y fui ayudado,
Por lo que se gozó mi corazón,
Y con mi cántico le alabaré.
Sal 28:8 Jehová es la fortaleza de su pueblo,
Y el refugio salvador de su ungido.
Sal 28:9 Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad;
Y pastoréales y susténtales para siempre
Sal 44:6 Porque no
confiaré en mi arco,
Ni mi
espada me salvará;
Sal 44:7 Pues tú nos has guardado de nuestros
enemigos,
Y has avergonzado a los que nos aborrecían.
Sal 44:8 En Dios nos gloriaremos todo el tiempo,
Y para siempre alabaremos tu nombre.
Ahora veamos el tema principal de este
escrito que está relacionado con los párrafos de más arriba, y procuraremos
encontrar una explicación a “cómo un hecho aparentemente inofensivo, no
pecaminoso, puede desagradar a los ojos de Dios y convertirse en un pecado.”
Este hecho fue el censo que el rey David ordenó,
por propia iniciativa, que se hiciera sobre el pueblo de Israel.
David censa al pueblo
2Sa
24:1 Volvió a encenderse la ira
de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijese: Vé, haz un
censo de Israel y de Judá.
2Sa 24:2 Y dijo el rey a Joab, general del ejército
que estaba con él: Recorre ahora todas las tribus de Israel, desde Dan hasta
Beerseba, y haz un censo del pueblo, para que yo sepa el número de la gente.
2Sa 24:3 Joab respondió al rey: Añada Jehová tu Dios
al pueblo cien veces tanto como son, y que lo vea mi señor el rey; mas ¿por qué
se complace en esto mi señor el rey?
2Sa 24:4 Pero la palabra del rey prevaleció sobre Joab
y sobre los capitanes del ejército. Salió, pues, Joab, con los capitanes del
ejército, de delante del rey, para hacer el censo del pueblo de Israel.
Comentario
En 1Crónicas 21:1 leemos: “Pero Satanás
se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel”.
Es una aparente contradicción con 2Samuel 24:1, pero veamos la aclaración:
En este pasaje, el nombre
Satanás carece del artículo, y esto sugiere que para el tiempo del Cronista ya
el nombre era personal en vez de sólo un título. P. ej., en Zac_3:1-2 se le llama el acusador o el fiscal;
allí forma parte de la corte celestial, y su papel es el de vigilar sobre la
actuación de la gente para acusarle si es que no obra con justicia. Se le
observa también en Job, caps. 1 y 2; allí también su papel es el de acusador.
Justo en Job 2:3 se dice de Satanás que solía “incitar” a Job. El escritor
bíblico posexílico encuentra en esto una sugerencia que permite que Satanás sea
el tentador en el caso de David.
El censo de David acarreó el
desastre debido a que, a diferencia de los censos tomados en el libro de
Números (Números 1, 2) los cuales Dios
había ordenado, este censo se llevó a cabo para que David pudiera sentirse
orgulloso de la fortaleza de su ejército. Al
determinar su poder militar, estaba comenzando a confiar más en este poder que
en la fuerza de Dios.
Zacarías 4:6 ……………………….. Esta es palabra de Jehová a
Zorobabel,(B) que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con
mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Existe una línea muy delgada
entre la dependencia que confía en el poder de Dios y la soberbia que se
despertaba en David porque Dios lo había usado para grandes propósitos.
24 . 3 Joab
comprendió la verdadera naturaleza de esta orden y el pecado que encerraba. La
cuestión para David y para Israel nunca había sido la de cuántos hombres
capaces de empuñar las armas se disponía. Su
fuerza no residía en el número de guerreros, sino en el hecho de que Señor
acompañaba al pueblo en su lucha. Esta orden contrasta con su valiente y
ecuánime discurso ante Goliat. «Porque de Jehová es la batalla» (1Samuel_17:47).
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2Sa 24:8 Después que hubieron recorrido toda la
tierra, volvieron a Jerusalén al cabo de nueve meses y veinte días.
2Sa 24:9 Y Joab dio el censo del pueblo al rey; y
fueron los de Israel ochocientos mil hombres fuertes que sacaban espada, y los
de Judá quinientos mil hombres.
2Sa 24:10 Después que David hubo censado al pueblo, le
pesó en su corazón; y dijo David a Jehová: Yo he pecado gravemente por haber
hecho esto; mas ahora, oh Jehová, te ruego que quites el pecado de tu siervo,
porque yo he hecho muy neciamente.
El acto de enumerar al pueblo, no fue pecaminoso
en sí; porque Moisés lo hizo por la autoridad expresa de Dios. Pero David obró
no sólo independientemente, sin tener una orden o sanción, sino por motivos
indignos de un rey de Israel: por
orgullo y vanagloria, por confianza en sí mismo y falta de fe en Dios.
24 . 10 Yo
he pecado gravemente : David se da cuenta de que calcular la fuerza de
Israel sobre la base del número de guerreros, como hacían otras naciones, era
violar la relación de Israel con Jehová,
en quien residía su verdadera fuerza. El
corazón de David siempre fue sensible hacia Dios; se convencía de su pecado y
se arrepentía con prontitud, cualidades que le ganaron el reconocimiento divino.
No fueron abiertos sus ojos a la enormidad de su
pecado, mientras Dios no le hablara por medio de su profeta Gad.
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2Sa 24:11 Y por la mañana, cuando David se hubo
levantado, vino palabra de Jehová al profeta Gad, vidente de David, diciendo:
2Sa 24:12 Vé y dí a David: Así ha dicho Jehová: Tres
cosas te ofrezco; tú escogerás una de ellas, para que yo la haga.
2Sa 24:13 Vino, pues, Gad a David, y se lo hizo saber,
y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿o que
huyas tres meses delante de tus enemigos y que ellos te persigan? ¿o que tres
días haya peste en tu tierra? Piensa ahora, y mira qué responderé al que me ha
enviado.
2Sa 24:14 Entonces David dijo a Gad: En grande angustia estoy; caigamos ahora en
mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos
de hombres.
2Sa 24:15 Y Jehová envió la peste sobre Israel desde la
mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del pueblo, desde Dan hasta
Beerseba, setenta mil hombres.
Comentario: (D V )
Dios le dio a
David tres alternativas. Cada una era una forma del castigo que Dios les había
dicho que podían esperar si desobedecían sus leyes (enfermedad, Deu_28:20-22; hambre,Deu_28:23-24;
guerra,Deu_28:25-26). David escogió sabiamente la forma de
castigo que provenía más directamente de Dios. Sabía cuán brutales y
crueles podían ser los hombres en la guerra, y además conocía la gran misericordia de Dios.
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2Sa 24:16 Y cuando el ángel extendió su mano sobre
Jerusalén para destruirla, Jehová se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel
que destruía al pueblo: Basta ahora; detén tu mano. Y el ángel de Jehová estaba
junto a la era de Arauna jebuseo.
2Sa 24:17 Y David dijo a Jehová, cuando vio al ángel
que destruía al pueblo: Yo pequé, yo hice la maldad; ¿qué hicieron estas
ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y contra la casa de mi padre.
2Sa 24:18 Y Gad vino a David aquel día, y le dijo:
Sube, y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna jebuseo.
Comentario: (Siglo XXI y “Plenitud”)
El v. 16 nos presenta la era
de Arauna. Como los lectores de antaño lo hubieran sabido, éste era el
sitio del futuro templo, edificado por Salomón en Jerusalén. Fue precisamente
en este lugar, entonces, que la presencia de Dios se reveló en esta situación
de plaga. La ira y el poder de Dios habían sido demostrados; ahora también la
misericordia de Dios se haría evidente en Israel. La era de Arauna estaba en el monte Moriah, donde Abraham
ofreció a Isaac en holocausto (Gen_22:2)
y se construyó el templo de Salomón (2Ch_3:1)
V. 17 Al
ángel que destruía : Literalmente, «el ángel destructor»; una prueba
adicional de la naturaleza sobrenatural de la plaga. Este ángel se hizo
visible.
David le pidió: Te ruego que
tu mano se vuelva contra mí : El verdadero penitente siempre está dispuesto
a asumir responsabilidad por las consecuencias de su pecado. Ello contrasta con
la actitud de Saúl, quien siempre tenía lista una disculpa.
David había pecado y, debido a esto,
una plaga sobrecogió al pueblo. Para expiar su pecado, el Señor le dijo a David
que construyera un altar en la era de Arauna, y que ofreciera un holocausto
para que la plaga se detuviera. Arauna trató de regalarle el terreno, los
bueyes y las otras cosas para el sacrificio, pero David insistió en pagarle,
diciendo que no podía presentar una ofrenda a Dios que no le hubiese costado
nada.
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2Sa 24:19 Subió David, conforme al dicho de Gad, según
había mandado Jehová;
2Sa 24:20 y Arauna miró, y vio al rey y a sus siervos
que venían hacia él. Saliendo entonces Arauna, se inclinó delante del rey,
rostro a tierra.
2Sa 24:21 Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey
a su siervo? Y David respondió: Para comprar de ti la era, a fin de edificar un
altar a Jehová, para que cese la mortandad del pueblo.
2Sa 24:22 Y Arauna dijo a David: Tome y ofrezca mi
señor el rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el holocausto, y los
trillos y los yugos de los bueyes para leña.
2Sa 24:23 Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey. Luego
dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea propicio.
2Sa 24:24 Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio
te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me
cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de
plata.
2Sa 24:25 Y edificó allí David un altar a Jehová, y
sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y Jehová oyó las súplicas de la
tierra, y cesó la plaga en Israel.
Comentario:
(D.F. Payne)
El párrafo final concluye los
libros de Samuel con una pujante mirada hacia el futuro. La era de Arauna se
convierte en un lugar sagrado, un altar para los sacrificios, las ofrendas y la
oración (25); de hecho, el embrión del templo de Salomón. Aquí tenemos una
escena de esperanza y comunión (y la plaga había llegado a su fin).
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