EL PECADO DEL HOMBRE (Parte I)
En nuestro último estudio sobre la salvación por gracia y
la condena por la ley, abordamos como tópico principal la santidad de Dios
concluyendo que Èl es perfecto, y que su medida de perfección está
absolutamente fuera del alcance de cualquier ser hombre.
En la generalidad de los casos cuando uno le pregunta a
cualquier persona, si esta se considera perfecta le dirán que no, quizás en un
intento de demostrar una fachada de humildad. Sin embargo, ante la realidad de
la muerte y de la inminente consecuencia final que tienen todos los actos de
una persona en vida al momento de su partida, todos creen o esperan aspirar a
entrar al cielo en presencia de Dios. Y entonces surge aquí una de las
preguntas que nos habíamos planteado en el pasado post: ¿Puede una persona
imperfecta y pecadora, entrar a la presencia de un Dios perfecto y santo ante
el cual no puede coexistir la maldad?
La palabra pecado suele ser tan difícil de asimilar por
el ego humano, que muchas veces no es tenida en cuenta en su total magnitud ni
en sus consecuencias, ni mucho menos en su alcance, cuando nos exponemos a la
idea de que un día habremos de morir, y seremos juzgados por este mismo Dios
santo y perfecto del cual venimos hablando. En otras palabras: creemos ser lo
suficientemente buenos como para quizás, tal vez, aspirar a estar en el cielo
cuando la hora llegue. Si el lector me lo permite, vamos a tratar de explayar
una visión diferente de la naturaleza caída del hombre. Una visión que no esté
sometida a la subjetividad de la mirada propia que intenta suavizar la bajeza
del hombre, y flexibilizar el perfecto estándar de Dios. Para poder dar esta visión
debemos remitirnos a que directamente sea Dios mismo el que nos describa, y una
de las mejores descripciones de esta naturaleza humana la hallamos en Romanos
1: 18-32
18 Porque la ira de Dios se revela desde el
cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con
injusticia la verdad;
19 porque lo
que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.
20 Porque las
cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles
desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas,
de modo que no tienen excusa.
21 Pues
habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias,
sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue
entenebrecido.
22 Profesando
ser sabios, se hicieron necios,
23 y cambiaron
la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible,
de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
24 Por lo cual
también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus
corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,
25 ya que
cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las
criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
26 Por esto
Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso
natural por el que es contra naturaleza,
27 y de igual
modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en
su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres,
y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.
28 Y como ellos
no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada,
para hacer cosas que no convienen;
29 estando
atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad;
llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades;
30 murmuradores,
detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores
de males, desobedientes a los padres,
31 necios,
desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia;
32 quienes
habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son
dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que
las practican.
Luego de leer esta amplia lista en la crudeza de sus términos
uno llega a pensar que tal vez la misma este reservada para los hombres malvados.
La realidad es que nos han mentido desde pequeños diciéndonos que en el mundo
existen hombres buenos y hombres malos, pues eso nos llega hacer pensar que si
uno es bueno, entonces estas acusaciones no deberían referirse a nosotros “los
buenos”. Sin embargo, yo quisiera que el lector vuelva a leer el V. 30, el último
punto del mismo dice: “desobedientes a los padres”. Debería uno preguntarse si
esta no fue una de las primeras cosas malas que hizo en su vida a muy temprana
edad.
Suele ser el pensamiento común que un niño es absoluta y
totalmente inocente de sus actos, pero la realidad es que a medida que uno
crece y puede examinarlo en su propia historia, comienza a cometer hechos malos
con absoluto conocimiento de causa, y con pleno uso de ética, moral y conocimiento
de sus consecuencias.
Hago principal hincapié en el V.30 porque el cuarto
mandamiento en Exodo 20:12 dice “honra a tu padre y a tu madre” y es precisamente
este mandamiento el que se quebranta cuando un hijo desobedece o se levanta
contra sus padres.
Desde luego la lista es larga y en ella está incluido el
odio, la mentira, la lujuria, la soberbia etc… pero analizar quizás uno de los
puntos en los que más naturalmente (y prematuramente) fallamos todos los seres
humanos es una buena forma de entender el alcance de la palabra Pecado, con la
que encabezamos este capítulo.
Llegado este punto ya podemos concluir que el pecado no
es un asunto reservado solo a los homicidas, violadores, o a los criminales que
cometen hechos aberrantes, sino a todos los seres humanos, sin distinción de
genero raza o edad. Y así mismo lo dice Romanos 3:9-18
9 ¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que
ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que
todos están bajo pecado.
10 Como está
escrito:
No hay justo, ni aun uno;
No hay justo, ni aun uno;
11 No hay quien
entienda,
No hay quien busque a Dios.
No hay quien busque a Dios.
12 Todos se
desviaron, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
13 Sepulcro
abierto es su garganta;
Con su lengua engañan.
Veneno de áspides hay debajo de sus labios;
Con su lengua engañan.
Veneno de áspides hay debajo de sus labios;
14 Su boca está
llena de maldición y de amargura.
15 Sus pies se
apresuran para derramar sangre;
16 Quebranto y
desventura hay en sus caminos;
17 Y no
conocieron camino de paz.
18 No hay temor
de Dios delante de sus ojos.
Hasta aquí pues llegaremos con este primer acercamiento a
la naturaleza humana, y dejaremos para el próximo post el análisis de que es el
pecado según la biblia y cuáles son sus consecuencias. Por lo pronto ahora a la
luz de estos textos ya sabemos que nadie puede escaparse de la consideración que
Dios hace de todos los hombres, la cual dejaremos para la reflexión del lector
en un último pasaje que he elegido como cierre de este post: Romanos 3:23-24
23 por cuanto
todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
24 siendo
justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en
Cristo Jesús,
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